Cuando la autenticidad de uno mismo se viste de intransigencia hacia los demás, la verdad se vuelve una luz cegadora.

sábado, 30 de octubre de 2010

SOBRE EL SENTIDO COMÚN

Finales de octubre: borrascas, nubes y el ocaso de Platón.
       Las tardes lluviosas son buenas para dedicarlas a filosofar un poco, así que fui hasta la casa del sr. Tiburcio a ver qué se cocía por allí. Encontré a nuestro hombre contemplando por la ventana la lluvia, mate en una mano y pava en la otra, feliz de que las nubes escépticas taparan el asfixiante sol platónico y regaran bien los campos secos. Así que aproveché su buen humor para preguntar a un escéptico como él lo que el vulgo llama el "sentido común", algo con lo que no solemos contar los filósofos de rosca y media como nosotros.         
       Todo esto venía causado por la desazón que me produjo encontrarme con el blog de maese Despotrikator hablando sobre el mismo asunto, en el que cortaba con navaja occamiana lo que era el sentido común frente al escepticismo. Según el insigne bloguero, el escepticismo es una sana metodología para luchar contra el sentido común. Este sentido común viene a ser entendido como el hecho de aceptar la "evidencia de la realidad": algo que nunca puede ser puesta en duda ni cambiada. La gente que presume de sentido común tiende a ser lógicamente muy conservadora en lo que respecta a cuestiones políticas, sociales y económicas. Peor aún: disfrazan su interés particular en nombre de dicho eufemismo. Frente a ello el escepticismo permitiría revolver ese acomodaticio estado de cosas.         
        "Mejor dicho, dije al señor Tiburcio, este escepticismo permite la puesta en duda de la realidad. En el fondo, esto es lo que intentan los profesores de filosofía y asignaturas afines.
        "Y después de ese proceso, qué ocurre? Tras la duda tiene que llegar otra verdad, otra evidencia, que corre el peligro de suplantar el sentido común y convertirse en algo tan fanático como lo que se quiere destronar.
         "No tiene por qué ocurrir eso, contésté con cierto enfado.
         "Peor me lo pones. Si tras la duda no encontramos ninguna seguridad puede cundir el desánimo. Estoy seguro que sus alumnos se lamentan del hecho de que después de dudar no aparece ninguna propuesta alternativa a lo que ven en la realidad. Regresan entonces a lo seguro y abandonan la asignatura: yo no les culpo. Hay que estar bastante endurecido para aceptar el escepticismo en su faceta más pura.
        "Entonces el escepticismo implica en muchas ocasiones volver al sentido común. Aceptar las cosas como vienen dadas.
        "Así es.
        "No veo entonces la ventaja que podemos sacar de formar gente escéptica.
        "Ser tolerantes. Es la única que tiene frente a posibles dictaduras del sentido común.
        "En lo demás, su escepticismo es malsano y hasta cínico, me atreví a decir.
        "Nunca nadie dijo que el escéptico nos conduzca a una revolución, concluyó.
        Y se llevó el mate a la boca, y no quiso hablar más sobre el asunto.   

4 comentarios:

  1. Muchas gracias por la respuesta Angelillo que sabes que esto el debate interblogueril me encanta.

    Es cierto que por lo general las personas tenemos cierta tendencia innata a tener los pies sobre la tierra, a buscar seguridades. Y que tras el perplo escéptico es probable que se llegue a otra seguridad. Y aquí me parece acertadísima tu conclusión: tras el camino seremos más tolerantes. Pero yo diría más, nos habremos dado cuenta de que no existe un sentido "común" a todos, universal o absoluto. Habremos llegado de nuevo a una seguridad, a un sentido pero, en cierto modo, será propio y discutible, no "común" y absoluto. Y sabremos que nuestra seguridad no es más válida que la del que tenemos en frente (por eso precisamente, creo yo,seremos más tolerantes)

    De todas maneras yo creo que sí que hay personas que se pasan toda la vida poniendo todo en duda. En cierto modo les admiro. Probablemente son más infelices que el resto pero crecen y aprenden hasta su último día.

    Un abrazo, gracias de nuevo y felicidades por el post

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  2. Yo estoy convencido que el escepticismo conduce a cierta tolerancia y una mínima dosis es necesaria en cualquier democracia liberal. Pero pasar del proceso de duda a la acción es como decía, complicado. aunque suena a tópico, en la facultad de filosofía me enseñaron a dudar de todo, pero no a encontrar respuestas. Eso supone a veces un problema.
    Aunque por supuesto, estos escépticos aprenden mucho más que el resto, como dices tú.

    Un saludo!

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  3. Muchas veces mis alumnos me preguntas si la herménéutica telurica incaica transtrueca la peripatética notrética de la filosofía Aristotélica; por la inicuidad fáctica de los dialogos Socráticos no dogmáticos. Yo siempre les respondo que no. ¡Que no sé!
    Soy bastante escéptico.

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  4. Pues sí, ese tipo de preguntas me recuerdan a las de algunos compañeros de facultad... je je.

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