Cuando la autenticidad de uno mismo se viste de intransigencia hacia los demás, la verdad se vuelve una luz cegadora.

lunes, 8 de junio de 2020

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El primer día de desconfinamiento social lo celebré con un buen desbarre en una terraza de la ciudad en compañía de Fidel, antiguo alumno que acaba de empezar la universidad. Teníamos muchas cosas que contarnos, después de un curso entero sin más contacto que emails, whatsapps o charlas telefónicas. El discurso nos llevó a hablar, sin querer, de una época que ya podemos hablar de ella casi históricamente, y que otra persona, Helí, dio por llamar "los felices noventa". Empezamos hablando de la música y los estudios culturales de la época. Pero va más allá. El periodo que recorre 1995 hasta 2008 es una década en la que merece la pena detenerse. Una política económica liberal pero expansiva, con la vista puesta en la globalización, un frívolo optimismo cultural postmoderno y un horizonte político post-comunista, que se prolongó incluso después de 11 de septiembre, forjaron una primera generación global, ingenua y confiada en el futuro. Creíamos que Internet sería la clave definitiva de la Ilustración global, que el pluralismo y el multiculturalismo serían la respuesta política para la inclusión de  minorías desconocidas hasta el momento, y que el movimiento antiglobalización iría marcando la agenda de los países más poderosos del mundo. Supongo que Helí, el forjador de los "felices noventa", estará de acuerdo conmigo. Evidentemente, este es un punto de vista subjetivo. Solo puedo decir que fueron años felices para los jóvenes acomodados de entonces, un sesgo que no conviene olvidar cuando se habla de épocas pasadas supuestamente mejores que el presente.   

4 comentarios:

  1. Por continuar la reflexión en términos generacionales...

    Diría que el mayor palo se lo llevó la generación millenial, que vio el final de esa ilusión cuando se acabaron el 15-M, Occupy Wall Street y las Primaveras Árabes... 2008 es un turning point, pero yo diría que 2011-2013 sería otro (aunque aun es un poco pronto para verlo con la perspectiva necesaria).

    Sintomáticos de esta desilusión son el colectivo de activistas/culture jammers Homo Velamine (ellos mismos participaron en el 15M) y pasaron de esa ilusión democrática y global que representaba el 15M a una postura sumamente elitista al más puro estilo de Ortega... (De ellos beben mis principales críticas a la democratización de Internet, por cierto https://www.homovelamine.com/el-post-arte-al-servicio-de-la-contrarrevolucion/).

    A mi generación le tocará habitar el incierto futuro tecnológico poscovid-19...

    Abrazos!!!

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  2. Buff. Lo que se inicia en 2008 es complicado y efectivamente,todavía es temprano para marcar hitos, pero indudablemente a partir de 2010 se desboca y se vuelve una crisis social. Pero sí que ese es el final del sueño de lo que Fukuyama llamaba el "final de la historia" y de pensamiento único o pensamiento débil, como lo llamaban los sociólogos y filósofos postmodernos. Tras 2008 la historia vuelve a andar, después de ese aparente oasis que fueron los quince años anteriores de creencia en un crecimiento económico permanente y de progreso tecnológico sin contradicciones aparentes consigo mismo.

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  3. Y de homovelamine no sé qué pensar, la verdad. No sé si es una frivolidad o una broma. Vista su página por encima, me parece que se ríen de ellos mismos, y si pueden sacan tajada.

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    1. Hm, yo estuve en alguna de las primeras reuniones y lo que me parecieron fue unos debordianos de manual. Pero su crítica en general es válida. Alguna de las performances son exquisitas, como la de Abajo los coches o los curas de Podemos.

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