Cuando la autenticidad de uno mismo se viste de intransigencia hacia los demás, la verdad se vuelve una luz cegadora.

jueves, 4 de marzo de 2010

FILOSOFÍAS DE LA PATERNIDAD

Paso las primeras noches en compañía de Gema y Juanito en el hospital. Las cabezadas, el cambio de pañales, el mirar estupefacto un cuerpecillo tan sumamente indefenso y por otro lado tan sumamente dependiente de otro me empuja a lanzar muchas reflexiones en el silencio de la noche (si es que a una planta con recién nacidos se puede llamar silencio).

Entre algunas de ellas, me preguntaba cómo es posible que la filosofía haya creado un vacío tan frustrante en las relaciones entre un padre y un hijo, en los primeros momentos de su vida. el padre es borrado de cualquier reflexión posible, porque su rol ha sido tradicionalmente muy ajeno a toda esa experiencia. Basta pensar la hilaridad que suponía en el siglo XIII que Marco Polo asegurara que en la lejana China, el padre pasaba los cuarenta primeros días de nacimiento de un hijo metido con él en la cama, mientras la madre descansaba. Semejante comportamiento tan afeminado y poco viril, se vería hasta hace apenas dos décadas como algo desprestigiador de la figura del hombre.

La culpa de todo esto tiene profundas raíces históricas. El dios de las religiones monoteístas y de sociedades patriarcales, no mira a los recién nacidos ni a los niños: se preocupa solo de los hombres y mujeres adultos, y fundamentalmente de los primeros. La cita de los evangelios en el que Jesús pide a sus discípulos que no alejen a los niños de él es casi anecdótica. La teología y la filosofía extendieron por analogía esta expresión de padre a sistemas políticos y económicos. El rey entendido como padre de todos los súbditos, el noble medieval y el burgués capitalista como protector de desesperados a los que después explotar más facilmente y un largo etcétera.

Con razón Kant y los ilustrados dijeran: libráos de los tutores, que en el fondo son padres ficticios que no os dejan ser lo que debéis ser. Y sin embargo, la familia quedaba fuera de esa crítica. Está claro que la puntilla de esto, la destrucción más radical de la paternidad vino de Freud. Este psicólogo dejó entrever la relación profunda que existía en la figura del padre con toda forma de dominación cultural y religiosa. Y entendió la religión en el sentido opuesto del que hablabamos antes. Dios, proyección de un padre real que impone su autoridad, su amor y sobre todo su sanción y castigo sobre los hijos. Solo queda destruir ese padre para que el hijo pueda vivir. Después Erikson lo llevaría a la adolescencia: identidad hipotecada. El adolescente debe superar el instinto de perpetuidad y proyección del padre y ser él mismo.
Resultado de todo esto: la fraternidad y el amor entre hermanos quedó sublimizado en los ideales de la revolución francesa, del nacionalismo y cualquier invento posterior. Los hombres se sentían hermanados por un vínculo común: la madre patria o la madre tierra, con un rol femenino. Pero el padre quedó desterrado.
Pues bien, no estoy conforme con todo esto: dónde queda el padre con instinto maternal? La filosofía tradicional calla. Una liberación de género, una superación de roles arcaicos todavía queda pendiente. La mujer ha luchado por liberarse de esos roles tradicionales, el hombre apenas ha empezado.

5 comentarios:

  1. ¡¡ENHORABUENAAAAAA Ángel!!=)


    Marina (Criado) y Sara(Chamorro)

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  2. Enhorabuena.

    Y sí, es curioso observar como el hombre siempre ha estado desterrado en los primeros años de vida de un ser humano. Hasta los ocho años en el gineceo (en sus distintas versiones históricas). Después con el padre.

    Lo curioso (o tal vez no) es que esa misma situación se reproduce en el resto del mundo animal, si exceptuamos a los curiosos pingüinos.

    Dicho esto, te deseo suerte y que como los pingüinos llegéis a ser padre y madre al mismo tiempo los dos.

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  3. Nuevamente, gracias por vuestras felicitaciones, queridas alumnas (o ex-alumnas, da igual)!!

    Y Víctor,
    será una lejana cuestión genética que inunda nuestro ser masculino? En cualquier caso, la cultura lo podrá todo, y espero efectivamente ser un pinguino digno de Juan.

    Por cierto, que mi mujer me aseguró que en el libro de Oseas el trato que se da al Dios judío es el de madre y no padre, pero no creo que pase de la curiosidad.

    Saludos...

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  4. ¿Por qué instinto maternal el padre? ¿Acaso no existe el instinto paternal? Sinceramente creo que esto casi no tiene naturaleza y es absolutamente cultural. Sujetos que no accedieron a modelos maternos/paternos, es muy difícil que puedan construirlos, no imposible. Pero estamos bastante determinados por lo que mamamos en nuestra infancia.
    Niñas o niños que jamás sintieron afecto, que no pudieron desarrollar auto estima, ni tantas otras cosas y que se rodean de ejemplos similares, tienen que tener mucha voluntad para recuperar ese instinto. Considero que quedó en la madre naturaleza, y tanta cultura casi que lo opaca.
    Arriba con los padres presentes!!!!!!!!! No tienen que acercarse a la maternidad, basta con que ejerzan la paternidad con amor y deseo.
    Qué suerte la de Juanito, lo aman antes de llegar al mundo.

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  5. Sí, pero que pasa cuando la paternidad ha sido alejarse del hijo hasta los ocho años? Cuando solo contaba además el varón, mientras las hijas se dejaban al cuidado casi absoluto de la madre? Esos tiempos empiezan a alejarse de nosotros (o al menos en nuestra pequeña cultura occidental, cada vez más irrelevante en la vorágine planetaria)...

    En fin... me toca el baño...

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