Cuando Manuel Castells en los años noventa consideraba que la revuelta zapatista de 1994 había sido el primer acontecimiento político aupado por la red, y en la que el subcomandante Marcos fue celebrado como uno de los primeros líderes virtuales, pocos podían augurar que Internet pudiera aunar y formar conciencias políticas de la manera que aceleradamente se están dando en los últimos años. Durante un tiempo, la red se consideró un espacio que fomentaba un atomismo social y la creación de una virtualidad que conducía a la inexorable retirada que el individuo postmoderno hacía del espacio público. Todo esto se ha desvanecido en la última década, en los que los móviles y ordenadores, emails y mensajes han sustituido las octavillas y en los que las redes sociales y páginas web han alterado los tradicionales panfletos, al menos en las generaciones más jóvenes. Las manifestaciones de Irán del año pasado solo se reconocieron por twitter y por los vídeos grabados desde móviles que luego se colgaban en la red. Ahora, el inicio de las manifestaciones en Egipto se hicieron gracias a las redes sociales de grupos como el 6 de abril. En el ámbito de las democracias, ningún partido hoy en día puede permitirse descuidar el márketing en la red.
Indudablemente, el poder congregador de las nuevas tecnologías es un factor positivo para una sociedad civil que tiende continuamente a estar amenazada por multitud de fuerzas e intereses hostiles hacia ella. Sin embargo, me deja abierta las dudas que planteaban desde hace años los periodistas de la prensa escrita, como las que continuamente agitaba Ignacio Ramonet en Le Monde Diplomatique. El vistazo rápido, el vértigo en la información, la incapacidad de reflexionar sosegadamente sobre cualquier asunto, hace que estas movilizaciones internaúticas pierdan rápidamente el rumbo. Al éxito inicial de la llamada siguen después las dudas sobre qué hacer, qué programa seguir, qué opciones ideológicas hay de fondo. Indudablemente esto ocurre en cualquier proceso de cambio político, y después del lema de la pancarta que une a todos se esconde la letra pequeña que nos divide igualmente. Pero podría ocurrir en ocasiones que ni siquiera la importantísima letra pequeña exista, o que no se haya reflexionado sobre ella. Es la línea divisoria entre las ideas impresas y las palabras en la pantalla de un ordenador. Con demasiada frecuencia no leemos más que unas pocas líneas de una entrada en una página, y eso no facilita las cosas.
Nuestros ordenadores "tuneados" de 2007.
Ángel, en vez de preguntarnos lo que supone internet a la ''Revolución de los Jazmines'', deberíamos preguntarnos lo que supone que una panda de exaltados salga a la calle. Desde el punto de vista de un pueblo oprimido por un ''tirano democratico'' lo aplaudo, pero pienso que deberían darse reprimendas estrictas a los bárbaros que han asaltado el museo del Cairo y destrozado obras de casi tres y cuatro mil años de historia, quizá más, no soy muy ducho en historia egipcia. Lo que supone que unos incultos, paletos, bárbaros e incivilizados, pues no merecen otra denominación, ocasionen destrozos que muchos consideran de escala internacional. Nos centramos en la democratización de Egipto, la liberación del pueblo, y las críticas y consejos mundiales de lo ocurrido, pero dejamos pasar por alto que nuevas generaciones no podrán conocer en persona lo que han sido obras de uno de los mayores imperios antiguos, que ahora se ve como una pobre sombra de lo que fue. Préguntate cúal es el precio de su libertad, pues.
ResponderEliminarAntonio Cortés
Estoy de acuerdo con tu artículo. La verdad que estamos ante un fenómeno que está descentralizando los canales de información y esto en si es algo maravilloso.
ResponderEliminarRespecto a la reflexión sosegada creo que esto ha sido siempre un poco así. Tal vez, como decía Lenin, la vanguardia cultural que sea capaz de dirigir a la masa hacia objetivos claros se muestra de actualidad. También los Ilustrados eran una minoría que guiaron a Europa hacia las revoluciones liberales, siendo analfabeta la mayoría de la población. Así que... ¿De qué nos preocupamos? De un pasado ilustrados para una mayoría de ciudadanos que nunca existió.
¿ Pones en un lado de la balanza "la democratización de Egipto, la liberación del pueblo" y en el otro unas producciones " artísticas" de hace no sé ( ni tú) cuántos mil años que se han destruido en un museo? Asumiendo que la cosa fuera tan sencilla como la pintas no veo que unos jarrones milenarios sean un precio muy elevado... Seguramente unas " nuevas generaciones" libres y en democracia no se preocuparan mucho de visitar museos en el Cairo. Así que tranqui. Y por cierto, y si es que eso es lo que hay, luchar por la democratización y la libertad no está nada mal para unos bárbaros paletos e incultos. Seguro que es algo fuera del alcance de más de uno que sí sería capaz de datar las obras destrozadas.
ResponderEliminarEstá dicho. Pero creo que está muy bien recordar el problema que supone el exceso de información, en una cantidad que la hace inmanejable. Todo está desbordado: demasiados libros, discos películas cada año. E internet... Demasiadas posibilidades. 5, 6, 7 ventanas abiertas a la vez...Las energías y el tiempo se agotan en pasar de una posibilidad a otra. Es un problema muy grave. (¿ Para qué leer a Hannah Arendt con la Wikipedia?)
Hola Antonio,
ResponderEliminarlo que propones es totalmente comprensible, aunque me temo que en cualquier revuelta donde el orden público se pone en entredicho, algunos desalmados se aprovechan para su propio interés. En la Revolución Francesa fueron famosos los ladrones que aprovecharon el derribo de la Bastilla para hacer negocios con las llaves de los calabozos, y en el asalto a las catedrales no pocos eran meramente malhechores que deseaban hacerse con bienes... Pero de ahí a confundir a esta gente con los sublevados políticos, siempre es complicado. No hay datos por ahora. Por otro lado, si vivieras con dos dólares al día durante treinta años... no sentirías al menos la tentación de cometer ese crimen? No lo puedo justificar, pero lo entiendo.
Y si tuviera que poner precio a una revolución en la ochenta millones de personas se encuentran en la esperanza de poder mejorar su vida, no dudaría en vender el museo del Cairo al mejor postor.
Y lo de Internet, no solo es importante: es crucial. Todos los sociólogos se están replanteando las relaciones políticas en la red. Es tan importante estudiar las consecuencias de una revolución como su origen.
Saludos!
Helí, solo un ejemplo en relación con lo que tú dices. El Manifiesto comunista se extendió por toda Europa desde 1848. Incluso el Contrato social de Rousseau tuvo un despliegue impresionante para la época. Dudo hoy que esos viejos manifiestos vuelvan a tener relevancia en el futuro. Aunque ciertamente, los tiempos son otros: es posible que más de uno de los integrantes del grupo de 6 de abril no solo haya leído a Marx, sino toda la teoría del derecho en la historia.
ResponderEliminarY tienes toda la razón en que en realidad, la inmensa mayoría de cualquier revolución eran analfabetos con dos sencillas ideas en la cabeza. No hacía falta más.
Otro saludo!
Álvaro, ciertamente, la información es un problema y una solución. No hay clásicos, ni grandes filósofos en nuestra época, pero me pregunto si alguna ven en la historia ha habido tanta gente escribiendo sobre trivialidades filosóficas...aunque sea en la red. Y tienes toda la razón en que para sacar información de cualquier cosa, naturalmente parto de la wikipedia.
ResponderEliminarPor cierto, me encanta la canción del disco de Low que tienes en tu blog. Da buen ambiente...
saludo!
Ey! Lo de la wikipedia no iba por ti ni en plan mal. Era por todos, y en el sentido de que tiene tanta información... Pero de un tipo distinto al que se encuentra en un libro clásico. Y no tengo nada en contra de la wikipedia. De hecho me parece genial, y también la uso claro. Lo que quería decir es eso de que tiene mucha información ( p.ej., sobre Hannah Arendt), pero distinta de la que se encuentra en una obra de ella ( por ejemplo). Lo que quería decir es que en Internet hay mucha información, quizá demasiada, peo además de un tipo particular y no de otros. No era un ataque en plan borde ni nada.
ResponderEliminarCreo que David Bowie es uno de los más grandes de por aquí. El album de Low no me gustó la primera vez que lo oí. Pero creo que con lo bueno hay que machacarse hasta que guste. O esperar a crecer un poco. Ahora me gusta mucho.
Perdón Álvaro, no me he expresado bien ni entendía tu comentario como un ataque... Quería decir que uso la wikipedia como primera aproximación hacia algo que no conozco en absoluto. Luego, toca buscar otras referencias.
ResponderEliminarEste detalle es, por otro lado, lo que no me gusta de Internet. Hay tantos malentendidos ante una pantalla que creo que tendré que empezar a usar símbolos como los de mis alumnos :) :)