Cuando la autenticidad de uno mismo se viste de intransigencia hacia los demás, la verdad se vuelve una luz cegadora.

lunes, 5 de diciembre de 2016

¿Y SI LA VICTORIA DE TRUMP HUBIESE SIDO POR UN GRAN FRACASO EDUCATIVO?

    Se han lanzado cientos de interpretaciones sobre el ascenso de Trump y de respuestas populistas antisistema. Analizando cuidadosamente al votante de Trump, nos quedamos con los siguientes datos: blancos, protestantes, de zonas rurales o que han sufrido procesos de deslocalización industrial, y de clase media y baja. Ninguna ciudad con más de un millón de habitantes ha dado su voto a Trump. La crisis de expectativas vitales en parte de la sociedad americana, el cansancio ante la élite establecida desde hace décadas, hacen de estas elecciones no ya un cambio de dirigente, sino una auténtica crisis de racionalidad política. La realidad es que una importante parte de la población americana,  independientemente de su ubicación en el mapa, ha votado a un mentiroso intencionado que ha estado agitando medios de comunicación y redes sociales sin cesar. Podemos encontrarnos respuestas de todo tipo para lo que ha sucedido, pero preferimos centrarnos en un detalle cuya importancia desconocemos: la educación en Estados Unidos, que se puede extender a otros muchos países occidentales.  Vamos a centrarnos en tres pequeños detalles a tener en cuenta. 

   1. La decadencia humanística. Es tradicional afirmar que la educación anglosajona es eminentemente técnica y orientada hacia el ámbito laboral. Los valores cívicos se mantienen de forma marginal en las asignaturas de ciencias sociales. La constitución americana sigue siendo estudiada en el octavo y duodécimo nivel de su sistema educativo (2º y 4º de la ESO), pero son muchas las voces en los últimos años, como Martha Nussbaum, que condenan el viraje excesivamente técnico y empresarial de la educación americana, que ha tenido el visto bueno de la administración federal.  Si a esto añadimos una educación descentralizada y flexible -la educación está en manos de ayuntamientos y centros, con sus cosas buenas, pero también sus puntos oscuros-, los contenidos de ciencias sociales corren el riesgo de ofrecer escasa cohesión y sistematicidad al alumnado, el alumnado se encuentra con una educación en la que se ha ido picando de un lugar y de otro, pero sin una visión de conjunto, sin un metarrelato que contar, como defenderían los postmodernos. 

    2. Exportar el modelo asiático. América y Europa copian a Asia. Las ciudades y pequeños países asiáticos (Hong Kong, Singapur o Corea del Sur) son los grandes vencedores en las justas educativas del siglo XXI. Si ponemos como ejemplo a Asia, nos encontramos con lugares como Singapur que obtienen grandes resultados en informes PISA, pero que apenas educan en la competencia ciudadana. O Corea del Sur, con una tasa de suicidios adolescente alarmante como resultado del nivel de estrés de su sistema educativo y donde la búsqueda de la excelencia castiga sin compasión al que no alcanza los niveles de aprendizaje socialmente deseados.  Tener una democracia y una sociedad multicultural conlleva muchos riesgos y deberes educativos. Por lo tanto, la educación en lugares altamente homogéneos culturalmente hablando y con democracias poco consolidadas o muy oscuras, no siempre es fácil de exportar a nuestros países. 

   3. Educar en el paradigma de la postverdad. Todo lo que estamos diciendo no es nuevo. Pero ahora se hace necesaria una auténtica revolución educativa, no para educar ya en un metarrelato -fue la exigencia moderna-, sino para poder bucear y moverse por el terreno de la postverdad. La verdad ha quedado en manos exclusivas de una ciencia cerrada en sí misma y sin ningún espíritu emancipador sobre el hombre; su papel en Estados Unidos se reduce casi exclusivamente a debatir con la religión en torno a la evolución y la creación del universo. 
Fuente: El País.
   Todo lo demás es discutible, borroso y cambiante bajo las directrices de un mercado, que indica los valores al alza y a la baja. Si queremos seguir con la jerga economicista que todo lo abarca, tenemos que educarnos por tanto como buenos consumidores y gestores de ideas políticas. ¿Qué garantías tiene un ciudadano de actuar adecuadamente cuando se informa por facebook de lo que pasa en el mundo? ¿Qué aparato crítico reciben
Un hombre de 28 años de Carolina del Norte es arrestado por
abrir fuego en una pizzería por rumores de Facebook.
Fuente: New York Times
 nuestros alumnos cuando rastrean información en la web? En definitiva, ¿qué ocurre cuando un hombre armado asalta una pizzería en Washington tan solo porque ha leído un rumor extendido en Facebook desde los enfrentamientos en las últimas elecciones presidenciales, que aseguraba actos pedófilos en una cadena de comida rápida? El problema básico es que la búsqueda de la verdad exige corroboración, formación y tiempo, capacidad de comprensión analítica, sintética y simbólica. Esta es la única razón por la que entiendo que los estudios de humanidades deben mantenerse en el currículo educativo, con los nombres que les queramos dar, y que no pasan necesariamente por los contenidos que hoy ocupan sus asignaturas, de tipo "moderno" o metarrelato. 

   En definitiva, si volvemos al comienzo del artículo, y nos preguntamos por el impacto educativo en cuestiones como Trump, el Brexit o la emergencia de la derecha radical en Europa, no dudaremos en decir que es una cuestión menor. Pero sin embargo, es una variable importante en el paisaje de conjunto, en la que hemos decidido dejar de educar a nuestros alumnos como  ciudadanos. Ya no podemos creer que la educación sea una vacuna infalible contra la barbarie: nunca lo ha sido, y ese espejismo ingenuo solo era posible en el mundo moderno, cuando el estado tenía en sus manos las herramientas para controlar nuestro pensamiento y como decía George Orwell, convencer que dos y dos eran cinco. Pero de ahí, a negarle cualquier tipo de valor significa arriesgarse a un suicidio cultural y político.  No por casualidad, la educación apareció en Grecia por primera vez como una paideiaEsa paideia tenía como función principal la formación de los ciudadanos y gobernantes en su introducción a la vida pública en la polis. Hoy no podemos reducir la educación a paideia, pero debemos reconocer su lugar. 
     

3 comentarios:

  1. Muy buen artículo... La verdad que da miedo, porque por desgracia seguimos caminando en la dirección opuesta a una educación humanista. Ya ves cómo una encuesta condiciona nuestra percepción del sistema educativo y ni siquiera nos preocupamos por qué preguntas hacen. Una nueva edad de hierro cultural nos espera...

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  2. Las explicaciones educativas del ascenso de Trump os las dejo a los que educáis. Pero está claro que si el estadounidense medio (es un decir) tiene mentalidad de niño, y en parte por lo que tú razonas, por una educación ausente de criterio crítico, el mensaje político más efectivo es el que le hable como un niño: por que tú eres un nosecuantitos, porque las niñas tienen piojos, pero les levanto las faldas, etc etc. La atención del votante medio es de menos de 20 segundos, lo justo para leer un twitt o ver un anuncio. Y, evidentemente, le vas a prestar más atención, tanto positiva como negativamente, al que más ruido haga. Y en este aspecto Trump no tiene rival.

    Cuestión aparte es la de que Clinton era una candidata pésima. Se habló mucho de que los republicanos le dieron la espalda a Trump, pero las bases de los demócratas hicieron lo mismo con Clinton.

    Leyendo tu artículo ya iba pensando unas cosas, pero fue llegar a esta oración "Si queremos seguir con la jerga economicista" te tengo que tomar forzosamente la palabra. Es que, de verdad, es la jerga economicista parte del problema. Nos llevan vendiendo los popes del neoliberalismo la idea de la empresa como la fase superior de la organización socia: todo es posible de mejorar si cuadramos la función de costes e ingresos, todo puede ser objeto de gestión en el sentido empresarial. No es extraño que los gobiernos europeos se hayan ido plagando de tecnócratas. El acto siguiente de la función no podía ser otro que el pueblo mismo elija a esos tecnócratas. Si compramos el paralelismo empresa=país, el mejor gestor tiene que ser, forzosamente, el mejor empresario, que es la imagen de Trump en el imaginario yanqui.

    Y ojo que el estilo Trump va a sentar cátedra. En fin, yo ya me he comprado un tonel que estaba de rebajas y una camiseta que pone "ACCELERATIONISM YES" y a él me vuelvo. Un saludo Ángel, y a ver si te dejas ver por Cáceres!

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  3. Perdona que no tenga nada que ver con esta entrada, pero he venido a leer tu blog cansada de estudiar y de paso te dejo unos enlaces interesantes (sobre alguna cosa de la que hablamos el otro día)
    http://amf-semfyc.com/web/article_ver.php?id=1982
    https://amsm.es/2016/06/04/video-jim-van-os-la-psicosis-como-un-continuum-o-como-algo-diferente-al-resto-de-las-experiencias-de-sufrimiento-psiquico/
    https://amsm.es/2016/09/30/el-arte-de-hacer-el-minimo-dano-en-salud-mental/
    (esta página me gusta mucho, ya que has empezado con psicobiología lo mismo te interesa) un abrazo!!

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