Cuando la autenticidad de uno mismo se viste de intransigencia hacia los demás, la verdad se vuelve una luz cegadora.

lunes, 27 de julio de 2015

FALACIAS AD VERECUNDIAM: "EINSTEIN DIJO..."


   Un vídeo viral de youtube con una gran proyección, que pasa por un argumento a favor de la existencia de Dios, y que se pone en boca de Einstein. En realidad, Einstein nunca dijo nada parecido: la cita a lo sumo puede atribuirse a San Agustín. Pero evidentemente, Einstein tiene mucha más pegada mediática en el siglo XXI que San Agustín. El vídeo además trata de forma dramática el escenario y la música, facilitando cierta forma sutil de falacia ad populum. Nos sentimos conmovidos por el inocente pero atrevido niño frente al frío y autoritario profesor. La musica de Satie acaba poniendo el último tono melancólico a toda la escena.

 
     Y hablamos hoy de una fantástica falacia que pasa por nuestro lado a cada minuto, camelándonos y exigiendo nuestra obediencia: el argumento de autoridad, o como decían los latinos, la falacia ad verecundiam. Su definición más sencilla es: "tú harás esto porque lo digo yo". Semejante simpleza puede funcionar cuando un padre le dice a su hijo pequeño lo que tiene que hacer, pero no creemos que funcione más allá de ese pequeño círculo, dicho de esta forma tan vulgar. La falacia ad verecundiam propone ir más allá. Vamos a poner una afirmación que nos interese en boca de una autoridad venerable y reconocida por todos, que permita sentar cátedra y acallar cualquier crítica.  Si Einstein, Jesucristo o Shakira nos dicen que dios existe  o que una marca de perfume es mejor que otra, por algo será. 
    Un uso relativamente aceptable del argumento de autoridad parte de la opinión de una eminencia dentro de una comunidad de expertos, basándose en los conocimientos que tiene de su campo. El mundo académico se rige por las tendencias que marcan sus líderes punteros y sentar cátedra sobre una cuestión es frecuente. Pero desgraciadamente, nos encontramos en muchas ocasiones con que este argumento no se reduce a dar una opinión formada: provoca que proyectos de investigación, grandes sumas de dinero y de capital humano se dediquen a una cosa y no a otra. Tan solo por estos detalles deberíamos ser críticos con los juicios venidos desde grandes autoridades expertas. 
     Ha habido grandes casos en la historia del uso del criterio de autoridad y quizás el más famoso sea el de Aristóteles: los intereses creados y el miedo al cambio hicieron que el redescubrimiento de Aristóteles en el siglo XIII, dando impulso a la escolástica medieval, se convirtiese en una pesada carga tres o cuatro siglos después, cuando los grandes astrónomos de la Revolución Científica tenían que ir en contra de las opiniones del maestro griego. Aseverar que la tierra se movía, que no estaba en el centro del universo o que había más de cuatro elementos iban en contra de los dogmas aristotélicos, por poco más que por su renombre como filosófo. Podríamos pensar que del siglo XVII para acá, las cosas han cambiado mucho, pero los dinosaurios y las vacas sagradas intelectuales siguen imponiendo su peso tanto como en la baja Edad Media. Desde Marx entre los comunistas hasta Friedman o Hayek entre los economistas libertarios, siempre hemos encontrado guías citados como profetas. Incluso a pequeña escala, la dinámica social del trabajo intelectual (la necesidad de vivir en redes significativas de aprendizaje) empuja a menudo a destruir la creatividad individual y ceder ante el criterio de autoridad de un jefe de departamento universitario.



     El Nombre de la Rosa de Umberto Eco ha sido una de las obras que mejor ha tratado los errores del principio de autoridad, y las causas subyacientes a los que lo promulgan. Un alegato ilustrado que acaba en una tragedia -la destrucción de la biblioteca por un incendio- demasiado parecido a las hogueras del III Reich. 
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      Pero nuestra falacia va mucho más allá de esta esfera de la comunidad intelectual. La falacia ad verecundiam se extiende y vale para justificar cualquier cosa ante el gran público, basándose no ya en el conocimiento del autor citado, sino meramente en su fama y proyección. Así, por ejemplo, Einstein, gran eminencia gris de la física, es citado para casi cualquier campo de la vida, y basta su presencia para dar brillo a una idea filosófica (de la que a veces poco o nada dijo). No hay un intelectual más citado en la red: haciendo un rastreo por internet nos encontramos con que hay más de once millones de entradas con citas de este autor. 
     Einstein tiene su puesto merecido en el paraíso de la citas que marcan autoridad. Pero hay otras muchas formas de alcanzar la fama, y esta marca autoridad sobre el resto de los hombres: la publicidad lo usa continuamente como recurso básico en el márketing. El mero hecho de presentar un producto junto a alguien conocido da una falsa confianza en el consumidor. Pero siempre nos podemos preguntar, por ejemplo, qué sabe el tenista Nadal sobre seguros de vida, para dejarnos llevar por su consejo.   

    Y por último, tenemos la visión más disparatada del argumento de autoridad. Dar argumentos y ponerlas en boca de gente para darles más fuerza y prestigio. Podríamos pensar que esto es una cosa del presente, dado el número de citas falsas que podemos encontrar en internet, pero en el fondo, es tan antiguo como el comer. Confuncio o Pitágoras son ejemplos de maestros de escuela encumbrados por lo que sus discípulos dijeron de ellos, firmando con el nombre del maestro todos los escritos de la escuela. Platón los sobrepasó a todos cuando toda su producción filosófica, sin excepción, la pone en boca de su maestro Sócrates. Hoy en día Internet ha multiplicado los rumores y las falsas citas en boca de las celebridades históricas. Pensemos en el vídeo que está expuesto más arriba, un ejemplo entre otros muchos de lo que Einstein nunca dijo. 
     Es este ejercicio de autoridad algo tan negativo? Uno tiende a pensar que no hay que dramatizar la situación, y tan solo tener buena vista, separar lo interesante de lo que no lo es: para superar la falacia ad verecundiam, hay que analizar el argumento presentado, y no basándose en quien lo dice.  A fin de cuentas, no creo que alguien ponga en duda la legitimidad de la siguiente frase de Lincoln, que por supuesto nunca dijo: 


   

viernes, 26 de junio de 2015

DE GARZÓN A ZAPATA: LA CULTURA DE LA SOSPECHA LO DERRIBA TODO


El señor Zapata no se dio cuenta que las redes sociales no son privadas, y que
nos podemos arrepentir de mucho de lo que podamos escribir en ellas. Un fallo
de adolescente ingenuo en un mundo de fieras... 
     La sospecha derriba cualquier muro. Nadie está a salvo y todo el mundo lo sabe, aunque algunos, empezando por el presidente, prefieran ignorarlo. Son tiempos bárbaros, en los que cualquier imagen pública se somete al desgaste inmediato y se convierte en una vieja estatua atacada por el mal de la piedra, corroída, cortada, desfigurada. La desconfianza extrema y la sospecha convierten cualquier persona pública del campo de la política, en posible candidato para ser machacado. La única consigna que existía dentro del establishment conservador o la casta dominante es que como ni el idealismo ni el altruísmo existen, siempre tiene que haber un interés oculto o un elemento turbio que explique la aparente bondad de un individuo. Las ideologías son así meras tapaderas de intereses, las palabras y los slogans, sus disfraces. Si Marx, Nietzsche o Freud levantaran la cabeza quedarían escandalizados de hasta dónde se ha llegado desde que ellos empezaran a sospechar de la figura de Dios. Ahora el Dios inmaterial molesta poco, y sí importa mucho los dioses mundanos de las cámaras y los medios de comunicación. Y si a eso le añadimos que el escándalo es negocio y que la corrupción pública de uno ennoblece la ignorancia que tenemos sobre otro, tenemos buitres asegurados buscando carnaza en la corrupción. 
      Pero esto es ley de democracia, transparencia. Necesaria, pero más destructora que los movimientos de capital, más incisiva que ningún atentado terrorista. La transparencia aniquila la esperanza y condena al ser humano a una visión hobbesiana del homo homini lupis. ¿Por qué? Se podrán preguntar. ¿Es que no podemos seguir creyendo que gracias a la transparencia la democracia se podrá regenerar? ¿Es que no se puede convertir en la única ideología inmaculada digna de adoración y libre de pecado? No, porque la propia transparencia hasta ahora ha jugado sucio o ha estado controlada por manos equivocadas. La gran aspiración de nuestros políticos era jugar con la transparencia para derribar a sus adversarios. La transparencia es un medio para nuestros fines, pero no el fin en sí mismo de nuestro programa político, la aspiración a una menor corrupción. Nuestra dramática historia autonómica reciente en Valencia o Andalucía ilustra bien estos casos, en los que PP y PSOE lanzaban ataques contra la corrupción del oponente sin tener capacidad de regenerarse a ellos mismos. El otro caso hiriente en nuestra historia política reciente, el acoso  y derribo del juez Garzón hace unos años basándose en acusaciones malintencionadas también nos dice bastante del poder maligno de
Otra imagen pública vapuleada por la transparencia opaca:
 el juez Garzón.
la
glasnost, fantástica palabra rusa.
    El peso de la transparencia no es igual para todos. Indudablemente, desde un aspecto ideológico, aquel que tiene su discurso basado en la lucha social y contra la corrupción se convertirá en blanco fácil, incluso cuando su reputación sea más inmaculada que la de los demás. Para muchos votantes de cualquier signo político, es más fácil digerir salvajes casos de corrupción del PP que las migajas que han podido arañar los casos de Podemos o Ciudadanos. Tengan mucho cuidado las flamantes Ada Colau y Carmena: la sospecha andará al acecho y en nombre de la transparencia democrática, le podrán jugar malas pasadas. Ya en cuestión de días, se han cobrado su primera víctima: el edil de cultura de Madrid, Guillermo Zapata, por unos tuits realizados hace cuatro años y sacados de su contexto, pero que evidentemente, son carnaza para la acusación pública. Este personaje ha cometido ingenuos errores de adolescente en el uso de nuevas tecnologías que le han pasado factura y la fulgurante eliminación del área política. A partir de ese momento, la reacción fue inmediata: los nuevos grupos políticos han limpiado sus redes sociales de cualquier turbiedad, cualquier sensibilidad herida o cualquier posible acusación política, conscientes de que estas redes van a ser analizadas tuit a tuit, foto a foto, por sus adversarios y detractores políticos.

       Y para concluir, ¿podemos encontrar algún remedio para esto? Reconozco que no siempre el que escribe lo tuvo claro.  Cuando escribí esta entrada por primera vez, hace más de un año, me invadía la ceniza sensación de que nada podía cambiar y su tono de entonces me resultaba para el día de hoy completamente derrotista e inaceptable, por lo que tuve que cambiar el final. Porque ahora queremos concebir una ligera esperanza de que este orden de cosas ha empezado a cambiar ya. 
       La corrupción tiene dos formas de destruirse: por su denuncia, a través de los partidos y fuerzas en la oposición, o cortándola de raíz, promoviendo una cultura política nueva. Hasta este momento, la única forma de combatirla ha sido a través de la primera forma, su denuncia, pero en la forma degenerada de esta cultura de la sospecha. De esta forma, la transparencia malintencionada no basta si no cambiamos nuestro comportamiento, si solo vemos la corrupción como forma de sacar réditos electorales y hacer la vista gorda sobre nuestras propias faltas. 
     Para aquellos que piensen que el ser humano por naturaleza será corrupto y que todos los partidos políticos son iguales, conviene recordar que otros países de nuestro entorno son mucho menos corruptos, e igualmente, hay otros que lo son mucho más. Las cosas nunca son para siempre, aunque así lo puedan creer los pesimistas en esta materia, y pueden variar para bien o para mal. Es por ello que tenemos que empezar a trabajar con la segunda opción. Es cuestión de educación pública, de control político y de independencia de las autoridades jurídicas.  El primer paso ha empezado ya: desalojar del poder político a aquellos que lo habían convertido en patrimonio personal. Esta es la primera herencia tangible de los manifestantes del 15M hace ya cuatro años. Solo por esto, bienvenido sea el cambio político, venga de donde venga, porque la regeneración de nuestra cultura política empieza ahí.  


martes, 23 de junio de 2015

FALACIAS EN LA CRISIS: ARGUMENTOS AD HOMINEM

      Y he aquí la gran falacia del lenguaje informal. La más universal, aquella que usan tanto los grandes retóricos en un congreso de diputados como los más humildes que no sepan escribir la o como un canuto, y que por supuesto, no tienen ni idea de estar cometiendo una falacia. La falacia ad hominem es la descalificación personal, graciosa, agresiva, hiriente o patética, que logra hacernos olvidar el argumento de nuestro adversario o nuestro propio argumento. Puede partir de un insulto al físico de nuestro oponente: "el coletas", para hablar despectivamente de Pablo Iglesias, "los perroflautas" como se mencionaban a los manifestantes del 15M, o el apelativo de "facha fascista" en cuanto sacamos una bandera española. Muchos de los que usan estos lindos apelativos apenas tienen una idea lejana de lo que pueden defender estos colectivos, pero indudablemente a partir de la apariencia y estereotipos ya formulamos juicios absolutos y apresurados. "Las políticas del Coleta nada bueno pueden traernos. Basta mirarles cómo van vestidos", pueden decir nuestros abuelos más rancios, sometidos a los viejos cánones y al cañoneo mediático. Juicios algo difíciles de erradicar de nuestros cerebros envejecidos o con escaso uso. 

Un artista del insulto: Jiménez Losantos
     En realidad la apelación al insulto es algo tan inherente al ser humano que resultaría muy difícil no acabar una conversación algo caliente sin caer en este tipo de falacias, sobre todo cuando uno pierde los papeles. Incluso podríamos decir que el argumento ad hominem da viveza a nuestro discurso cuando se utiliza con sutilidad o en contextos desenfadados. Alfonso Guerra hacía temblar a sus adversarios porque el giro que daba a sus argumentos ad hominem llegaba a ser tan diestro que sus palabras más hirientes hacían que el auditorio se partiese de la risa. Pero la falacia ad hominem se hace insostenible cuando todos los argumentos que esgrimimos se sostienen solamente en el ataque personal. Y desgraciadamente, tenemos muchos ejemplos en nuestro entorno político y personal. Si tomamos a Jiménez Losantos la falacia ad hominem se conjuga con un halo de resentimiento y odio que provoca una fuerte animadversión hacia este periodista. A Pablo Iglesias le espeta en mitad de un argumento que "con esa pinta de nazareno, vas hecho un barrabás". A Iker Casillas lo llama "cáncer en el equipo"; "Rajoy fuma porros, si es más tonto, nace oveja"... La lista es larga.



    Basta el ejemplo que presentamos abajo para observar cómo en el mismísimo Congreso de los diputados, los oradores acaban haciendo de su discurso un insulto hacia sus contrincantes políticos... y hacia nuestra inteligencia como ciudadanos.


Argumentos "ad hominem": 
insultos del señor Pezzi, diputado por el PSOE en Málaga. Una de las intervenciones políticas más impresentables que hemos encontrado en Youtube. Este señor insulta a otro diputado y esgrime además la libertad de expresión como justificación al insulto. Cuando es contestado por la presidenta Celia Villalobos replica con otra falacia (el hombre de paja y tu quoque) que permite desviar la atención de la reprimenda, todo esto con mucha desfachatez y con un supuesto humor andaluz. Con semejantes políticos, es evidente que los grandes partidos tienen que purgar de sus filas a elementos de esta índole. 

viernes, 12 de junio de 2015

FALACIAS EN LA CRISIS: ARGUMENTOS AD POPULUM (SENTIMIENTOS)


     En este histriónico discurso, el presidente de Venezuela Nicolás Maduro da muestras de un excesivo abuso de falacias informales. Argumentos ad hominem (ataques personales a Rajoy y a los españoles), argumentos ad populum (apelación a sentimientos nacionales), e incluso un argumento ad verecundiam (argumento de autoridad apelando al gran maestro Hugo Chávez al final). Todo un despliegue de retórica bastante poco sutil que hace sonreír a más de uno.


    Basta mirar este vídeo sin desperdicio para entender bien la falacia ad populum. Este tipo de falacias apelan a los sentimientos personales del público (odios, rencillas y amores) como defensa de un argumento propio o ataque hacia el adversario sin realmente hacer hincapié en sus argumentos. Esta es una herramienta típica en los políticos populistas americanos. Maduro es quizás su cara menos sofisticada y la más desesperada, uniendo el insulto con constantes apelaciones patrióticas hacia el pueblo venezolano. Al final del vídeo no sabemos qué narices le hemos hecho a la libertad de los venezolanos y ni mucho menos, se aporta algo del complot urdido arteramente desde Madrid y Washington, pero indudablemente, acabamos sabiendo quién es Simón Bolívar y la gloriosa independencia del pueblo venezolano y lo perversos que hemos sido los españoles en nuestra historia. 

    Como decimos, el discurso de Maduro suena más bien a pataleta mayúscula de quien se sabe atacado y acorralado. Sin embargo, ha habido auténticos expertos en la historia que han sabido manipular los sentimientos de la gente en su propio beneficio. Por poner un ejemplo un poco más alejado de nosotros que el régimen bolivariano, y por supuesto mucho más refinado: ¿Qué argentino podrá olvidar en su historia a Evita Perón, auténtica prestigiadora del populismo latinoamericano?  Tan solo con rastrear un minuto por internet algunas de sus frases para darse cuenta de cómo lograba camelarse al argentino medio:

        


    Y lo más llamativo del caso es que no hablamos de imágenes colgadas hace años. Evita Perón está todavía sorprendentemente en el corazón de muchos argentinos y Cristina Kichner sigue haciendo referencias a la heroína más grande y conocida que nos ha dado Argentina. En otra de las citas referidas a Perón, la mismísima Margaret Thatcher envidiaba a Evita, cuando decía que "Si Eva Perón ha llegado tan lejos, sin tener ideales, ¿a qué podré llegar yo, que sí los tengo?". Indudablemente, el pueblo inglés no se deja llevar tanto por los sentimientos como los lacrimógenos latinos, pero la Thatcher supo apelar al sentimiento del viejo imperio inglés para su guerra de las Malvinas, precisamente contra los argentinos, allá por 1981. 

    De todas formas, nosotros no somos inmunes a ese tipo de apelaciones sentimentales, y tenemos buenas representaciones del mismo en nuestra propia historia. ¿Acaso nos hemos olvidado de esas grandes manifestaciones poco antes de la muerte de Franco, en la que la gran patria española rechazaba con orgullo toda sanción de la ONU o de la comunidad europea? Antes morir solos que bajo las correas de las naciones unidas, manipuladas sin duda alguna por una conjura judeomasónica, tan al uso por el franquismo más anacrónico y decadente (estábamos ya en octubre de 1975). El discurso no tiene desperdicio alguno y merece no olvidarlo de la historia de España: 


  Naturalmente, el "Arriba España" no puede faltar, como está bien mandado en los cánones de las falacias ad populum. Conviene no olvidar estas escenas de exaltación patriótica, gritos y lágrimas abundantes, cuando el ascenso del populismo ligero y suave de Podemos y demás actores políticos de la crisis usa más sofisticadamente todos estos argumentos, sustituyendo por supuesto el fascismo por la crisis y la lucha social, pero sin dejar de llamar continuamente al pueblo. A lo mejor resulta que Pablo Iglesias es seguidor no de Marx ni de la socialdemocracia, sino que es el fan número uno de Evita Perón. A lo que alguien podría comentar que cualquier medio es adecuado (como usar estas falacias), si el fin lo merece. 

miércoles, 3 de junio de 2015

SHOUTS AGAINST THE HYMN: FREEDOM OF SPEECH?

Once again, we could observe the same event: King’s Cup final match. Barcelona and Bibao were the finalists in the competition. I was listening to the match on the radio and suddenly a disturbing noise rise on the radio during almost a minute, interrupted by the locutor’s voice advising that it was the hymn what we were supposed to hear at that moment.  Whistles, insults and shouts. Most of us took it for granted before it happened, as something that we have been used to after seeing it so many times before.
There weren’t any surprises in the following days. The conservative party immediately condemned the behavior, without any hesitation, and declaring how offensive and rude the whistles and shouts sounded for the rest of Spain. New Left parties –like Podemos- were talking of it as an expression of freedom of speech. Meanwhile, the cunning smile of Artur Mas –defender of the independency of Catalonia- showed clearly how complacent he felt in that precise moment. 
And here we come to the philosophical point of the football match. Were the shouts against the Spanish hymn some kind of freedom of speech or an offensive behavior that could be legally punished? After thinking a little bit, and try some kind of empathy in both sides, the question is extremely difficult to answer.
No doubt, the shouts against the hymn are offensive for a very important part of the Spanish population. They are completely right when they complaint that if the two football teams don’t agree with the competition rules, they are not forced to play it, and they would enjoy playing some kind of competition in their own region.  And they are right too when they criticized the fact that independents take advantage of every occasion to show their opposition against the Spanish symbols, like the flag, or in this case, the king and the hymn. And, worse of all, I’ve got the bad feeling that the same answer from the Spanish government should be adopted by the Catalonian independents, if someone try to whistle and insult any Catalonian symbol. Nationalism –no matter if it is Spanish or Catalonian- doesn’t get on well with liberal gestures. 
So, we could accept that the use of freedom of speech was not the proper one. However, the fact that some behavior  is politically wrong, doesn’t mean that it has to be banned or legally punished. Freedom of speech should be a golden rule, and any restriction should come not from anyone external to an action, but from the very same person who is performing that behavior. In other words, the own spectators in the football match should be the first to show some kind of respect to the hymn. However, If they don’t, no one can restrict them their freedom to express their repulse against the hymn and the Spanish symbols.

And finally, there is one last argument that counts in favour of nationalism in spite of all the offences against the Spanish feelings. We will complain about their lack of respect to the Spanish culture, and maybe we are right. However we don’t have to miss the point that the Catalonian problem is still in the air. The Spanish government has refused to give a political solution to the independents, like Mr. Cameron has done it in Scotland, or Canada to the Quebec in the 90s. So, as we use to say, the ball is in the court ot the Spanish government. In fact, it has always been there. Meanwhile, the Catalonian society, led by their stubborn nationalist politicians, will take advantage of every event  to declare war against Spain. And that, too, is not surprising.  


martes, 2 de junio de 2015

TUTORIAL ELEMENTAL DE LÓGICA CLÁSICA



He aquí un pequeño tutorial sobre los primeros pasos que demos dar en el mundo de la lógica formal. Ignoro si los alumnos tienen la devoción que tengo yo por este mundo, del que soy auténtico ignorante, por otro lado...

sábado, 30 de mayo de 2015

FALACIAS EN LA CRISIS: FALSAS ANALOGÍAS

    

       
    Entramos en una de las falacias típicas de los buenos retóricos y oradores: la falsa analogía. Dicho de forma sucinta, una falsa analogía se produce cuando hay una identificación entre dos objetos o realidades partiendo de características externas poco relevantes. 
      En muchas ocasiones, una falsa analogía empieza de forma correcta, aplicando la semejanza a la característica común. Podríamos decir:

     "Los seres humanos somos como hormigas viviendo en grandes comunidades."                                                        

       Pero podríamos incurrir rápidamente en una falsa analogía cuando asegurásemos, en una perspectiva fascista o totalitaria, que los hombres pueden eliminarse como se elimina un insecto. Echemos un vistazo a una frase que podría ser digna de Hitler o Stalin:

    "Los seres humanos somos como hormigas viviendo en comunidades, fácilmente sacrificables y reemplazables por sus iguales."                                                                        

      Partiendo de una analogía cierta, pasamos ahora a una analogía falsa. El hecho de que hombres y hormigas sean animales sociales y gregarios no significa por ello que tengan su misma dignidad moral.  
   Una analogía discutible muy característica en el pensamiento económico liberal para justificar el equilibrio presupuestario durante la crisis fue identificar el gasto del estado con el de una casa particular. Esta es una de las más populares en la red, pronunciada por Rajoy y su cortejo de economistas:

   "La economía de  un país es como la de una casa particular: no se puede gastar lo que no se gana".                                            
    Ciertamente esta analogía puede tener un carácter pedagógico en condiciones de endeudamiento extremo. Pero no se nos tiene que olvidar su carácter falaz. En realidad el estado no es la casa de un particular y sus posibilidades de financiación pueden ser mayores considerando su aval y no solo el dinero disponible en un momento dado. Si esto no fuese así, dejaríamos de emitir deuda pública de inmediato, y el flujo de crédito dejaría de existir. Podríamos comparar al estado también con una empresa que pide un préstamo para expandirse o ser más productiva, pero los liberales prefieren no usarla, quizás porque entiendan el estado como ejemplo de gasto improductivo y no que estimule el crecimiento, o porque sencillamente no les interesa ideológicamente hablando. 
     Resumido todo esto de forma más concisa: las analogías, en definitiva, son buenas, en la medida en que no acabemos por abusar de ellas y las convirtamos en el eje de nuestro argumento.


       ¿Hay que rechazar el pensamiento analógico?
   
   ¿Podríamos pensar que las analogías no nos valen porque nos pueden conducir a errores? Esto sería quizás ir demasiado lejos. Su poder pedagógico es enorme, y es precisamente su abuso lo que las puede hacer peligrosas. El pensamiento analógico es extremadamente poderoso. Los griegos no dejaron de ser fundadores de las analogías, creando poderosas imágenes explicativas de la realidad. A falta de método científico, el comparar apariencias externas se convertía en las pruebas necesarias para demostrar la veracidad de nuestros argumentos. Basta leer a Heráclito para darnos cuenta que el carácter dialéctico de la realidad y el universo (su continua lucha y cambio) se justifica con una cascada de analogías de la vida cotidiana humana, desde la noche y el día, hasta el arco y la lira. 
     Esta interpretación analógica de la realidad se prolongó durante toda la Edad Media. Buena parte de los filósofos de esta época construyeron extraños sistemas de pensamiento basado en analogías que hoy nos parecen inverosímiles pero que en su coyuntura histórica tenían atractivo y enorme poder de convicción. 

      Pero con el advenimiento de la Edad Moderna, los pensadores empezaron a ser más críticos con estas identificaciones apresuradas. Hume fue de los filósofos más radicales en reconocer analogías disfrazando argumentos filosóficos serios. En su crítica a las pruebas de la existencia de Dios, el escocés veía en el argumento del diseño inteligente (expuesto por Paley) una mera analogía de la que no podíamos extraer ninguna conclusión seria. 

    "El mundo y Dios es como un reloj y su relojero. No se pueden entender hechos por el azar, sino por una mano artesana." 

    Pero para Hume, el hecho de comparar la complejidad de un reloj con la de la naturaleza, y la necesidad de encontrar un relojero o creador universal que permitiese explicar la complejidad de ambas cosas, no es una prueba racional a favor de su existencia. No podemos comparar un reloj con la naturaleza puesto que son realidades completamente diferentes, y por tanto Hume veía el argumento más famoso a favor de Dios con total escepticismo. No hace falta decir aquí que el argumento del diseño sigue causando polémica en nuestros días, pero sin tener demasiado en cuenta la crítica filosófica de Hume.  
    La analogía y la metáfora vuelven a gozar de auge gracias a Nietzsche, pero también con limitaciones claras. Una analogía no es más que una imagen, sin valor objetivo alguno más allá del que le pueda otorgar el sujeto que considera dicha imagen. Es difícil no estar de acuerdo en cierto grado con la idea que toda la filosofía occidental es la historia de metáforas o incluso la de una sola, la metáfora del mundo verdadero, como sugiere Nietzsche, la búsqueda de la verdad como la historia del error más largo.  

sábado, 23 de mayo de 2015

FALACIAS ELECTORALES (V): EL FALSO DILEMA

     El curso electoral nos invita a hablar de esta falacia, sin duda una de las más usadas por nuestros políticos en estos momentos de incertidumbre para sus partidos respectivos. ¿Quién no habrá escuchado la amenaza de "quién no me vote a mí, vota a X" (llámese casta, crisis, ineficacia, corrupción, etc...)? Los políticos alteran la sangre con lo que se llama en lógica la falacia del falso dilema o del tercero excluido.  
     Pongamos un ejemplo sencillo electoral. Haciendo una búsqueda de un par de minutos, nos encontramos en un blog del PP, al alcalde de Petrel, una pequeña ciudad de Alicante, sugieriéndonos la falacia: "NO VOTAR AL PP ES ABSTENERSE O VOTAR A LA IZQUIERDA RADICAL". En este dilema quedan claramente excluidas otras posibilidades que sí están dentro del panorama electoral, incluyendo la de votar a la extrema derecha. Pero todo eso no interesa: cuanto más simplificado esté el panorama electoral, cuanto más maniqueo suene todo (o estás con los buenos, o formas parte de las perversas fuerzas del mal), mejor lo tendrán algunos de nuestros políticos. 
    No pensemos que esto es patrimonio ideológico de los conservadores. El partido de Pablo Iglesias usa igualmente esta falacia, apelando a que "o votamos el cambio (Podemos) o votamos por el recambio". Evidentemente a la formación de Podemos no se le escapa que algún partido (nuevos como Ciudadanos o alguno viejo), esgrima al igual que ellos algunas de sus ideas fundacionales, como la lucha contra la corrupción, y que esté ya sufriendo un trasvase de votos hacia esos partidos más moderados.
     Rastreando un poco más, un caso histórico de esta falacia lo tuvo el presidente George Bush, en sus guerras preventivas del Golfo en nombre de la lucha contra "el eje del mal". Nunca había quedado tan evidente un falso dilema. Bajo el clima enrarecido posterior al 11S, el dilema era o formar una coalición militar contra el mal o quedar a merced de los terroristas. No había otra formar de lucha, ni otra solución intermedia. Para ello no tuvo ningún reparo en atacar Irak con la suposición de hallar armas químicas en almacenes ocultos, y evitar cualquier otro posible acercamiento mediador al conflicto. Una década después, Irak prácticamente no existe y se ha proclamado el Estado Islámico. Evidentemente, no queremos incurrir nosotros en la falacia de la causa compleja, y el Estado Islámico es consecuencia de más cosas que de una decisión militar basada en un falso dilema. Pero de aquellas aguas, estos lodos, como suele decirse.

sábado, 18 de abril de 2015

PUNSET Y LA UTOPÍA ANARQUISTA NEUROCIENTÍFICA

      Leo El viaje a la vida, y como en todos los libros del Punset, disfruto leyéndolo, aprendo muchas cosas, pequeños detalles curiosos e intuiciones estupendas, pero me falta algo así como una visión global que me haga sentir satisfecho. Es más, cuando me empeño en buscar esa visión global en sus libros me produce una honda sensación de vacío. El viaje a la vida me crea más desasosiego cuando nos propone una ilusión política: el anarquismo como futuro espacio político de importancia para las generaciones venideras. No es que el anarquismo me produzca rechazo (más bien al contrario), pero es muy difícil hablar sobre el mismo sin meterse en aguas turbulentas. Son muchas las personas que se han declarado anarquistas tan solo porque han cuestionado el papel del estado como gestor político. Después, sus utopías políticas son tan distintas que resulta imposible combinarlas en un mismo sueño de libertad y emancipación. 
      El libro de Punset parte de dos principios: la gestión ineficaz y autoritaria del estado para atender a la compleja sociedad humana y por otro lado una nueva base antropológica que permite justificar un pensamiento político más autónomo basado en ideales libertarios. Por supuesto, esa base antropológica tiene como estructura fundamental la neurociencia, en la que tantos esfuerzos e ilusiones ha depositado Punset.
       Sobre lo primero, Punset selecciona cuidadosamente sus fuentes. Habla de libertarios políticos y sindicales, y por si acaso, deja sin citar todo el libertarismo conservador de los economistas ultraliberales ni tampoco cualquier alusión positiva a un estado del bienestar. El estado es condenado desde su mismísima formación en el Neolítico, asociándolo con sistemas autoritarios y represivos donde se produce la dominación de los pocos sobre muchos. Y todo esto es verdad, pero también lo es su contrario. Se me ocurre imaginar qué habrá pensado Punset del libro de Thomas Pikkety sobre el capital, cuando este sostiene que la única forma de distribución exitosa de la riqueza en la historia ha sido realizada desde el mismo estado. La interpretación de Punset es cuanto menos, sesgada. Y más que la desaparición del estado, necesitamos un estado mínimo pero extremadamente eficiente. Punset, por poner un ejemplo, nos habla de un cambio de mentalidad basado en una nueva educación, pero no nos permite identificar al gestor de esa educación fuera de la esfera estatal (o por lo menos no dice nada a este respecto). 
       Para justificar esto, nuestro Punset picotea entre autores, citas y libros que permiten más o menos crear una imagen mínimamente coherente para su visión libertaria. Y puesto que es un ensayo, uno tiene todo el derecho a hacerlo. Pero sin embargo, una lectura rápida también nos permite ver un poco sus aciertos y fallos: mucha cita neurocientífica, ciencia cognitiva y autores libertarios mezclados en batiburrillo, y algunas citas antropológicas e históricas tomadas un poco con pinzas. Pero en el fondo, muy poca historia y casi nada de teoría social. Está muy claro que Punset, como buen ensayista, no quiere remover demasiado las aguas que le pueden ocasionar tempestades.
      La neurociencia deja de lado la vieja racionalidad al uso -apropiada por los viejos estados- y Punset abraza la intuición, una inteligencia emocional más básica. se suma ahora al carro de la empatía (y con ella al cooperativismo). Neuronas espejo, experimentos con primates, parecen indicarnos que tendemos al colaboracionismo más que a la competencia. Pero en realidad, esto es tan viejo como Aristóteles, solo que el viejo filósofo usaba argumentos mucho más sencillos que los encefalogramas y demás pruebas neurológicas. Al griego le bastó ver las hormigas y escucharnos a nosotros mismos hablar para darse cuenta que había muchas más cosas que nos unían que las que nos separaban. Y sin embargo, estas intuiciones tan sencillas ciertamente se ahogaron en el advenimiento de la Edad Moderna, entre el miedo antropológico de Hobbes, las proezas de Robison Crusoe, y los sueños de Rousseau.  Por último, las interpretaciones que se hicieron a partir de Darwin para la sociedad y el mercado, acabaron de crear un panorama antropológico antisocial. 
     Al menos, hay que reconocer que esta nueva edad de la empatía marcada por la neurociencia ha hecho saltar por los aires cualquier tradición socialdarwinista o sociobiológica basada en la lucha atroz por la supervivencia. Pero tampoco conviene dejarse llevar por ilusiones infundadas. El cerebro humano tiende a la empatía y a la cooperación, pero eso no quiere decir que tengamos una especie de solidaridad universal programada en el cerebro o que los derechos humanos lleguen a ser innatos a nuestra especie. Solo significa que tenemos el potencial para ser educados en una sociedad cooperativa, que nuestro cerebro está perfectamente preparado para ello. Nuestra capacidad empática no excluye el riesgo de la discriminación o el racismo. Pensemos que podemos tener redes empáticas al mismo tiempo que comportamientos racistas. Un nazi al uso podía ser un padre amante de sus hijos, un buen amigo y un excelente patriota. Pero eso no excluía que después  no vacilase en apretar el gatillo para exterminar a un judío. 
     En definitiva, la neurociencia no aporta más que otro gran discurso o relato de emancipación, otro cuento más, muy sugerente y positivo por supuesto, similar a los pensadores ilustrados, los creadores de los derechos humanos o los defensores del esperanto. En una conocida intervención Franz de Waals, uno de los líderes del estudio de la empatía en el mundo animal, decía que la empatía o la solidaridad no era un invento de los filósofos del siglo XVIII sino un comportamiento que se podía probar ya en los animales anteriores al hombre. Lo que olvidan tanto el holandés como Punset es que para que esto ocurra en la especie humana a gran escala social, necesitamos un cuento de legitimación con el que nos identifiquemos y que permtia construir una comunidad imaginada, puramente inventada por nosotros mismos, con la que nos sentimos a gusto. Ponerse el disfraz de que nuestro cuento es científico y por lo tanto más objetivo -y por lo tanto moralmente superior- no debe hacernos olvidar que cuando damos el salto a lo normativo o lo ético, la complejidad social puede destruir o dar la vuelta a nuestros relativamente sencillos mapas neurocientíficos, como la realidad hizo soltar por los aires el ideal de la sociedad sin clases de Marx. Y digo todo esto sin meternos en fregados filosóficos como la falacia naturalista de Hume.

sábado, 11 de abril de 2015

NINJA EDUCATION: WHAT TEACHERS CAN LEARN FROM NARUTO

    Is there something we should learn as teachers from the anime Naruto? My answer is definitively, afirmative. Not from the endless battles among the main characters in the anime and the conventional plot where a super villaine  is trying to destroy all the world and a group of superheros is saving it -even when the ideas of good and evil are more complex in the manga universe-. That is useless for our purpose. I want to focus our atention in the original idea of the serie about little children with gifted talents that must learn their "own way of the ninja". 
     This process of learning is, no doubt of it, one of the main ingredients that made this anime so attractive and adictive for lots of children and teenagers all around the world who are, no need of saying, students themselves. The main characters -Naruto, Shikamaru, Neji, Hinata, Gaara and all of the others- are students too. And if this is not enough, the other main characters are teachers, or using the proper word,  sensei: Kakashi or Gai, for instance. All of them are heroes in disguise, eager to reach a new level of skills and learning. This pattern doesn´t appear exclusively in Naruto. It's similar in Harry Potter too, with an old-fashioned British school as the main stage where all the plot takes place.  The differences of learning and teaching, however, are quite remarkable when you compare Hogwarts to the Hidden Leaf academy. We could say that the first one is the old academy (even when it is a school in transformation, where there are teachers who are making things in new way and applying new aproaches to education, and add sharp critics of the old system: less theory and more practice), meanwhile the Konoha academy is the school of the future, with its lights and shadows. Let's explain this more carefully.

    Teamwork as a result from diversity and tackling adversity
 
     The beginning of the anime is quite memorable. The team seven: Naruto, Shakura and  Sasuke have to pass a single exam designed by their sensei Kakashi. If they don't pass the exam, they have to go back to the academy and never have again any chances of becoming a true ninja. The task is apparently an easy one: taking a couple of bells from their master. There are only two, so it means one of the team will be expelled. The bells are hanging on his pocket. From the start, every student does his best in order to get these bells; however, all the individual attemps failed and Kakashi repelled the attacks very easily, without interrupting his reading of a novel. 
      After the rookies surrended, Kakashi complains the lack of teamwork. It doesn't matter if there are only two bells for three members of the group (in fact it was some kind of distraction from the main objective in the mission). If they are trying to reach any goal individualisticly, they are condemned to failure. And that is why he refused to keep them under their coach. However Kakashi gave them a second chance to pass the test. This time, they even have to break the rules that Kakashi sensei gave them, with the only purpose of keep the team united. Finally, after some hesitations, they decided to work as a team. And here comes one of the most famous Kakashi quotations: "Those who breaks the rules are scum, but those who abandone their friends are worse than scum". Teamwork is something more than a mere circumstance or a tool to be more effective on a mission.
     Why is teamwork so important in the ninja academy? Real life is more complex than any scholar simulation, so teamwork solves much better the circumstances of that real life. But there is another important reason, that is embeded in our educational system.    
      Every student in the Ninja academy has his own gifted talent. This talents are as diverse as you can imagine. It is impossible to find two identical students, because their talent and their perseverance to enhance their skills can be completely different. All the opposite to our schools, where we have tried for a long time -without success- to standardize our students into the same level of learning and skills. Every student realizes that he or she is not complete and independent, and their abilities and talents only will work in cooperation with the talents of others. Therefore, teamwork is an unavoidable need.
     All this is in sharp contrast with our old educative system, where competition occurs between individuals, and where every student has to show his talent isolated, with no help from anyone. It goes without saying that this education is at odds with reality. In real world, people colaborate and cooperate in order to achieve all kind of goals. This doesn't mean that there is no competition between different groups. All the contrary, Konoha ninja education is highly competitive, and teamwork is a tool to tackle efficiently the missions and survive in the battlefront.


    The sensei: the teacher as a coach. 
A sensei teachs more than a mere technique. He teachs a way of life.
    Another important aspect that we can make reference here is the role played by teachers in this education. They are not any longer teachers that merely share a few hours every day with their students, and after they go back to their private life. When this teenagers start to live as genin, the old lessons are gone. No more desks, books and no more class discipline. It is open practice. Sensei and genin share the same fate and the same risks. The genin will learn from their sensei, but the sensei can become a student too in difficult situations. Learning and teaching  boundaries are not so clear from now on.
     The sensei has a different essence than a mere secondary teacher. I have to recognize that one of the best compliments I have ever heard happened when one of my students -follower of mangas of course- told me: "you are not only my teacher, you are my sensei". It means that you are not only teaching contents, but visions of life. We know that this is quite difficult in Secondary school, but this could be done if we started a radical change in our way of teaching.   
     The sensei is not only a teacher, but a wise man, a master, and in the educational way, a coach.  He will walk with his pupils in the way of the ninja.
     There are no more exams than real life, that serves as a preparation for the final test to become a real ninja. This final test is an open exam. Our exams are quite homogeneous and with closed answers: it can be right only with the correct solution and even sometimes with an only path to solve it. Konoha chunin exams are quite open, the answers can vary and sometimes they come out from very unexpected ways. Everything can be acceptable in order to pass the exam, from colaboration among different ninjas to all kinds of cheating. The ninja will have to guess if colaboration or fight are required for every circumstance of the exam.
Of course, we don't want to create ninjas, but highly educated, autonomous (and competitive) citizens. The comparison maybe is not right hundred percent, but it works right enough. Our students need something more than mere magisterial lessons.     
  
    Shadows over the ninja education
The ninja as a tool: Haku sacrifies himself to save his master Zabuza from being killed by Kakashi.

    We said that there are some black clouds covering this educational horizon. I don't believe that this kind of ninja education is not exempted from very deep problems and uncertainties. 
The most important trouble is based on the final goals of this education. Are we going to question ourselves what is the goal for all this impressive and highly technical education. Survival and adaptation are the favourite words but they are not enough. Very early in the manga, Naruto asked his sensei what was the meaning of the ninja way, after the first of his enemies, Zabuza, is defeated. Zabuza was a renegate, a ninja in exile that worked as a mercenary. Kakashi's team was hired too by other people, and this was the reason for the fight. Ninjas are like pawns in a chess game. "A shinobi is always a tool for others", quotes Kakashi. To be a shinobi is to be at the mercy of the destiny". So there is no goal in our life, no reason to stay here, but to be hired by others and live on. This is the real way of the ninja, nihilist and empty. Naruto strongly rejects Kakashi learnings. From now on, he will follow his own path of the Ninja. And this search will be crucial in all the manga. Naruto (and Sasuke, Gaara and others in this long story) will try to solve what to be a real ninja means and what is the last purpose in human life.

    The similitude with our educational system is quite significative. We are less and less concerned with the last goals of our life. Our education stress out how to be competitive, how to colaborate, how to survive in a hazardous world, or how to triumph in a highly competitive labour market. How to become ninja tools, in other words. but we don't say if there is a sense for all that. We are no longer concerned with questions like the last goals of our life or our duties as citizens. "What is the sense for all this?", a very philosophical question, is getting out of our education. The dissappearance of subjects like ethics, and being replaced by subjects like how to become an enterpreneur and a business man shows the paradigm change. A technician or a business man don't take into account these goals, and is only worried about how to live on in the capitalist market. We became market mercenaries, acritic spectators of our society, small screws in the system, like ninjas. Ninjas who are hired from anonymous agents for all kind of prposes, good or evil. This is not new, it is a well known critic repeatedly denounced from the times of the Frankfurt school to the last books and articles that criticize the education systems based only on the PISA reports.    

     But, what's going on then with the cooperative work? Are we not creating new skilled people who are replacing the old darwinist competition based on individual fight? We could be deceived by the intuition that teamwork and cooperative work  will help to create a better world. But we don't have to be cheated by that delusion. Cooperative work and teamwork, like in the Ninja system and our educational policies, is based on competition against other teams. It is just the recognition that in a very complex world, a person is not cappable by himself to achieve his own goals, and needs the cooperation from others. But the problem still remains: if we are not concerned about the final goals in our life, we can promote nice teamwork to discover not a new useful tool, but a terrible jutsu or a massive destruction weapon. Teamwork is the first step to create a better world, but it is not enough for himself. If we take another example, in the unpleasant movie The wave, teacher Rainer based his learnings on teamwork to create an outraging nazi movemment. Colaborative work is the mean to create a better world, but the ends have to be discussed also. 
Till the very end of the manga, teamwork is the only tool to acomplish the most difficult missions.

viernes, 6 de marzo de 2015

LA IRRUPCIÓN DE CIUDADANOS, ¿EL PARTIDO LIBERAL ESPAÑOL?

      Parece ser que en los últimos meses, un nuevo partido político ha hecho su apertura propia dentro del complejo tablero de ajedrez en el que se está convirtiendo el panorama político español del último año. Basta consultar algún dato. En los últimos tres meses ha liderado los comentarios en twitter, superando a Podemos. Su intención de voto ya está en un 12% y puede convertirse en cuarta fuerza política, suplantando a UPyD, que ha visto perder su propio terreno vertiginosamente ante el ascenso de Rivera. En el ruido mediático, Ciudadanos suena como una nueva voz, la nueva palabra de moda.  
    La falta de entendimento con UPyD por los miedos mutuos de ser deglutados por su adversario, puede crear una auténtica lucha de poder por ese centro político que acabe dando alas a este nuevo partido originariamente surgido en Cataluña. En la medida en que PSOE y PP se desinflan en el centro y Podemos toca techo e inicia su particular desgaste mediático, Ciudadanos parece tocar ahora el cielo.
     No es difícil identificar el perfil del votante del nuevo partido. Ciudadanos representa a esos otros indignados de la sociedad española, supervivientes y no víctimas de la crisis económica, que recelan de las ideas de Podemos, pero que de ningún modo están dispuestos a votar a los partidos tradicionales por el mero miedo al cambio o al populismo. Si consideran a Podemos como visionarios peligrosos y oportunistas políticos, tampoco libran a los partidos mayoritarios, que tildan como inmovilistas, corruptos y con demasiados intereses creados como para promover una auténtica regeneración política.
       Estos votantes potenciales consideran por otra parte que los agentes que han hecho salir de la crisis a la sociedad española han sido los propios individuos y no tanto el partido político en el poder. Como supervivientes, deben relativamente poco a los dos últimos gobiernos y no aceptan meramente políticas basadas en la mera inercia de los acontecimientos. Efectivamente, el PP no ha completado ninguna auténtica reforma administrativa anunciada hace cuatro años ni mucho menos de regeneración o transparencia política, y no ha hecho otra cosa que seguir los dictámenes de la política económica impuesta por Europa: medidas de recorte del estado, ajuste fiscal y flexibilización laboral. El adelgazamiento estatal se ha producido inevitablemente sobre la sanidad y la educación -ámbitos imprescindibles, por otro lado, para mantener altas cotas de desarrollo social-, pero la administración apenas ha sufrido recortes drásticos a excepción de medidas de maquillaje. La reducción de duplicidades, la racionalización de municipios, mancomunidades y diputaciones provinciales son todavía asignaturas pendientes difíciles de ejecutar para partidos que tienen una clientela demasiado amplia que satisfacer y colocar. En el ámbito económico, Ciudadanos está sorprendiendo al presentar medidas bastante técnicas, discutibles o no, que rebasan los discursos globalizadores e imprecisos de izquierda y derecha, pero que pretenden atajar algunas de las consecuencias más negativas de la crisis. 
     En definitiva, Ciudadanos tiene la posibilidad de representar un partido auténticamente liberal que nunca ha conseguido hacerse un hueco en el centro político español, absorbido por PP y PSOE y sus compromisos respectivos. Desde los mismos comienzos de la democracia y tras la disolución de la UCD, siempre ha habido familias liberales en ambos partidos, pero nunca con posibilidades de convertirse en un grupo propio consolidado sin ataduras incómodas: sectores demasiado conservadores o demasiado escorados a la izquierda. Los intentos de promover dichos partidos en los ochenta se saldaron con un estrepitoso fracaso en la época de dominio socialista. Este es quizás su momento histórico ante reformas que una ideología pragmática y sin ataduras del pasado puede ejecutar mejor que nadie.
   
         Pero sin embargo, también hay sombras que pueden enturbiar este horizonte prometedor. Por un lado, Ciudadanos tiene una visión del juego político similar a Podemos y su acertada visión estratégica de pactos, juego mediático y redes sociales. El efecto Podemos se percibe también sobre el centro político, y los votantes desafectos con todos los partidos buscan lo más similar mediáticamente hablando a Pablo Iglesias, pero sin su ideario político. A diferencia del perfil bastante cerrado de UPyD -un partido hecho a antigua usanza, con trasfondo ideológico más definido y con herederos de la vieja guardia-, Ciudadanos está buscando pactos y apoyos con fuerzas políticas y sociales variopintas basándose precisamente en su indefinición ideológica y en un modelo de campaña similar al que lanzó a Obama a la presidencia, trabajando sobre la sociedad civil. Cierto grado de populismo parece ser compañero inseparable de estos nuevos partidos que luchan por el poder, y un pragmático "todo vale" a la hora de pactar permite cerrar acuerdos con formaciones de ideologías muy diversas.      
      En segundo lugar, la corrupción ya ha tocado la formación. El trato que se ha dado desde el partido a la figura de su locutor, Jordi Cañas, replantea hasta qué punto el partido desea ir hasta el final en la lucha contra la corrupción. Efectivamente, Rivera ha tirado de la letra pequeña del programa de transparencia del partido para no tomar medidas drásticas contra él. El hecho de que el fraude fiscal que se investiga no esté vinculado con malversación de fondos públicos (y sea por una actividad privada) no es demasiado consolador para aquellos que desean ver un auténtico panorama de renovación en el cuadro político español.

lunes, 2 de marzo de 2015

IS PHILOSOPHY AN EXAMPLE OF CREATIVE THINKING?

    Last week we started our lessons on epistemology and psychology, and of course one of the topics that we discuss every now and then was creativity. One of the students seemed very upset and shot a challenging question: Is philosophy a truly creative thinking? When you are continuously making reference to other thinkers, how could you dare to call yourself "original"? Why are you paying so much attention to the old philosophers words, when you said before that authority's argument should be critiziced too? I couldn´t reply anything except telling him that he was right in a 90%. 
    We can not say, properly speaking, that philosophical activity is a good example of creative thinking. All the opposite. Philosophy can be highly critical, deep and wise, but not too much original in its first steps. In fact, every serious philosophy scholars would agree with the  quotation of Confuncio, who said: thinking is important, but learning is even more essential. In their own words: 
He who learns but doesn´t think, is lost. But those who think, and never learn, are in great danger.
   This is an inconvenient truth that sometimes is difficult to accept for the First year students of Philosophy. Most of them are attracted to these studies because of its originality and its critical view but soon they realise that they have to put up with this confuncian quotation dressed on socratic arguments. For some of them, this means the end of their studies. For others, it means to accept reluctantly the socratic mayeutics: to be aware of our ignorance as a first step to wisdom. Therefore, silence, and not creativity, is the first step in the learning of philosophy. But the problem is not solved, and after some years of learning we have very little chances to create our own wisdom, to be original. We became experts on critics, we judge the words of others, but we don't create anything new.

     Unfortunately, this vision is quite true, and the fact is that creative genius are scarce in the history of philosophy, but we find lots of wise man. The wise man used to be an expert on lore, life, and old teachings, and he gives us all this wisdom as suggestions for a good life. Wise man were the typical confuncian thinker, the model of Greek philosopher or the medieval scholastic mind.
    The wise man and scholars were substitued by critical thinkers after Descartes. The best example in this long tradition is Kant. He was able to judge critically all the aspects of the philosophy of his time -metaphisics, ethics, epistemology-, and reform it according to the new use of reason in the 18th century. Even when his originality is undoubtly out of question, Kant is not the typical example of the genius, but a scholar with a gifted mind for analysis and new synthesis. What we know about his boring private life and personality doesn't show the typical standards for a creative genius. We could say here that genius personality are in cultural terms more accepted after Romanticism than during the Enlightment.  
However, there are first rate philosophical genius, even in the 20th century. Wittgenstein, Sartre, Russell or Chomsky could be included in this cathegory in one way or another.

    a) All of them had a divergent background. They don't identify themselves with the typical scholar rol (a University teacher), only concerned on philosophy and their career. They are coming from other studies or professional fields. Wittgenstein was an engineer, Chomsky is coming from Linguistics, Sartre was a secondary school teacher and a writer. Their experience out of the philosophy gave them hints and clues that were crucial to explore unknown fields in their time. It is difficult to think the "second Wittgenstein" without the gap in the decade of 1920, or the existentialism in Sartre without the war experience.

   b) They are able to give new and original contributions in very different fields of human Knowledge, not only philosophy. The last philosophical genius who was able to bright equally in different fields was Leibniz. John Stuart Mill or Karl Marx did the same on politics, economy and philosophy and ethics. Even when the new apportations were not so outstanding as before,  Sartre was an outstanding novelist, Russell and Wittgenstein gave important contributions in mathematical logic, and Chomsky did the same on the fields of linguistics and politics.   

c) They are extraordinary involved in the space and time
that were living. Most of them were concerned about justice, education, politics and society, and became  an important reference for the society at his time -no matter if they were wrong or right-. Wittgenstein is an exception on this matter but we couldn't say that his private life was not concerned with an ethical sense of living. Because they were so concerned with this high goals, they were most of times a complete failure for the people who was closer to them.  

d) Their professional career was always something with less importance than their contributions and goals. As other genius, they have the feeling that there is a goal they have to fulfill on their lives. Socratic coherence became something sacred for this people. Wittgenstein refused more than once, their life in Cambridge. Sartre did the same with the Nobel prize.

    Compared to them, we can find another outstanding philosophers (like Husserl, Zubiri, Heidegger, Gadamer, Rorty, Kuhn, Derrida, Bunge), even more important and coherent and with contributions that are as powerful as the others, but without this geniality and creativity. For sure, all of them can share one or two characteristics mentioned above, but not with the same intensity.

    We could add that individual creativity in the XXIth century is far more difficult than before. Even if I had any chances to say something new about "creativity and philosophy" this should be a delusion, and sooner or later I could find a entire monography talking about the same and precise subject we discuss about (Howard Gardner published a few years ago a book about this). Moreover, when we are talking about the work of a philosopher as an individual mind, like Habermas, for instance, we miss the point that "Habermas" is more a cultural trademark than a philosopher, and his books are only possible by hard and well-functioning  teamwork.   So, if someone dares to say that Wittgenstein -the model of creative and original philosopher in the 20th century- is dead, don't think only about his ideas, but on his creativity.