El otro día leía en El País un interesante artículo de Hans Kung en relación con los últimos escándalos del Vaticano, tema que tocábamos en el último post de Kant. Lo cierto es que el argumento de Hans Kung no es realmente nuevo: es una tesis repetida desde una parte importante de la psicología profunda. Las desviaciones sexuales de un grupo de clérigos a escala casi global tienen una raíz profunda en uno de los rasgos característicos de la iglesia: el celibato.
La tesis freudiana es bastante simple. La mente humana consta de un complejo equilibrio de energías y pulsiones psíquicas, que necesitan ser descargadas y colmadas. Esa energía se canaliza fundamentalmente a través de las necesidades sexuales de nuestra biología más básica e instintiva. En otras palabras, nuestra conciencia inmaculada, lógica y racional (el yo y el superyo) tiene una oscura voz, un lado negro instintivo e irracional que demanda satisfacer esas necesidades sexuales (el ello). Ante esas demandas, nuestra conciencia puede optar por responder a ellas -en parte- o bien oponerse de multiples formas posibles, a través de represiones, racionalizaciones, proyecciones, fijaciones, sublimaciones y otros muchos recursos. Conclusión clínica de la teoría: Todos los trastornos psicológicos provienen para el vienés de los problemas de nuestra parte consciente, racional, de asumir nuestras necesidades biológicas.
No consideramos que esta explicación sea científica, pero expresa una imagen intuitiva bastante consistente de cómo funciona el ser humano, y aplicable a infinitas situaciones, hasta el punto que la cultura occidental del último siglo se puede considerar heredera del psicoanálisis.
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Siguiendo esa perspectiva, Kung traslada el problema de la pederastia (más intensa en el campo del catolicismo que del protestantismo) a una intensa represión sexual que acaba desbordando nuestra personalidad y desviando las energías insatisfechas de una parte del clero hacia formas de afecto y sexualidad completamente reprochables desde el punto de vista de una sana sexualidad. De hecho, estos casos de pederastia son la punta visible de un enorme iceberg de tensiones afectivas y sexuales asumidas por una cultura, superyo o conciencia moral que en la inmensa mayoría de los individuos es capaz de reprimir o sublimar estas carencias. La supresión del celibato obligatorio permitiría superar, al menos en parte, esta situación de inestabilidad emocional continua.
Nuevamente, la tesis no es científica. Se puede argumentar que la sexualidad puede ser educada y que la cultura religiosa no tiene por qué tener siempre un carácter represor, y que el esquema es demasiado simplista para la compleja personalidad humana del clero. Pero la tesis de Hans Kung parte de una intuición tan clara, o al menos tan compartida en nuestra cultura actual, que gana peso por puro sentido común.
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No consideramos que esta explicación sea científica, pero expresa una imagen intuitiva bastante consistente de cómo funciona el ser humano, y aplicable a infinitas situaciones, hasta el punto que la cultura occidental del último siglo se puede considerar heredera del psicoanálisis.
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Siguiendo esa perspectiva, Kung traslada el problema de la pederastia (más intensa en el campo del catolicismo que del protestantismo) a una intensa represión sexual que acaba desbordando nuestra personalidad y desviando las energías insatisfechas de una parte del clero hacia formas de afecto y sexualidad completamente reprochables desde el punto de vista de una sana sexualidad. De hecho, estos casos de pederastia son la punta visible de un enorme iceberg de tensiones afectivas y sexuales asumidas por una cultura, superyo o conciencia moral que en la inmensa mayoría de los individuos es capaz de reprimir o sublimar estas carencias. La supresión del celibato obligatorio permitiría superar, al menos en parte, esta situación de inestabilidad emocional continua.
Nuevamente, la tesis no es científica. Se puede argumentar que la sexualidad puede ser educada y que la cultura religiosa no tiene por qué tener siempre un carácter represor, y que el esquema es demasiado simplista para la compleja personalidad humana del clero. Pero la tesis de Hans Kung parte de una intuición tan clara, o al menos tan compartida en nuestra cultura actual, que gana peso por puro sentido común.
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Y esto se refuerza con pruebas indirectas: el paulatino descenso de las vocaciones y las bajas dentro de la iglesia parten de una posición sexual incómoda y antinatural. Quizás en el siglo IV y V el ascetismo y el repudio de la carne eran un elemento cultural tan fuerte en la sociedad occidental que hacían el celibato más asequible para la sociedad de la época. Incluso el celibato para las mujeres que ingresaban en la iglesia les permitía la liberación de yugos peores que la represión sexual, como eran la sumisión al varón. Sin embargo, nuestra cultura es hija de Freud, entendida para bien (liberación sexual) o para mal (hedonismo desmedido). Y hay que asumirlo.
Ante esta interpretación, las razones teológicas para mantener el celibato obligado siempre pueden ser revisadas y no afectarían en realidad al núcleo duro de la religión cristiana. La inmensa mayoría de los creyentes católicos, gente preocupada por satisfacer más o menos su libido y conscientes de los problemas que esta supone, verían este hecho como un avance. Y posiblemente ayudarían a crear un clero más humanizado y cercano a los problemas de la gente corriente..
Delfines o amantes: La sexualidad en la botella se puede entender de formas diversas.
Prezado amigo Angelillo, eu tenho evitado comentar esse assunto em meu blog. Por vezes já comecei a escrever a respeito e acabei não publicando. Talvez por estar me formando em uma faculdade católica tento evitar tocar nesse ponto, embora minha independência exija. Não me considero um homem religioso, como é provável que fique claro em meu blog rs...
ResponderEliminarBem... Uma vez, conversando com uma amiga, comentávamos sobre os seminaristas de nosso curso de Filosofia, os quais, boa parte, mostravam-se bem "femininos". Diante de uma tese surgida dentro do grupo de que eles seriam futuros pedófilos da igreja, meu posicionamento foi o seguinte:
1. Se um hetero é capaz de cumprir seus votos e sublimar seu apelo sexual para ser um sacerdote, um gay também seria;
2. Se gays (mesmo os não atuantes sexualmente) forem ordenados sacerdotes, não indica, necessariamente, que haverá mais ou menos casos de pedofilia (embora, estatisticamente os casos sejam relativos ao homoerotismo);
3. Se essas duas premissas forem verdadeiras podemos concluir que existam tantos casos heterossexuais quanto homossexuais na igreja por parte dos padres e a única diferença é que no caso da homossexualidade a expressão acaba sendo direcionada às crianças pela falta de disponibilidade de beatos homossexuais na mesma proporção de betas heterossexuais assediando e se deixando seduzir por padres.
No frijir dos ovos, tentando abstrair o quanto é hediondo abusar de crianças inocentes, o princípio me parece o mesmo. Um sacerdote que rompe seus votos e assedia ou aceita assédio, faz um ato contra sua religião tanto em se tratando de relações heterossexuais quanto de homossexuais.
As igrejas portestantes, que permitem o casamento de seu clero, o faz com o intuito de equilibrar as pulsões sexuais para o desempenho da função comunitária dos seus sacerdotes. Resolve? Em certa medida sim.
Eu só gostaria que pudéssemos parar de tentar administrar efeitos e atacarmos as causas. A causa, parece-me, é a demnonização do sexo que a igreja de todas as vertentes promove.
Fica, disso tudo, uma grande questão: esses padres que praticam pedofilia são realmente pedófilos ou se "desviaram" para essa prática por ser a única possível dentro daquilo que não conseguem conter de seus instintos básicos humanos?
Se são pedófilos, são criminosos diante da lei e merecem ser punidos de acordo com o que a lei prevê. Se são "desviantes" devido à repressão, a culpa é tanto deles quanto da Igreja e ela deve, junto com eles, também ser punida. Ambos pela lei dos homens, soberana na Terra sobre qualquer lei supostamente divina...
É.. aqui expurgo meus receios e talvez publique meu posicionamento no meu Blog mesmo antes de me formar rsrs...
Grande abraço, meu inspirador amigo...
La verdad es que tenemos una experiencia parecida. Yo también estudié en una facultad católica, y teníamos la misma presencia de "femeninos" o gays dentro de la comunidad estudiantil.
ResponderEliminarY sí, la tesis que propones de casos de pedofilia derivados de una represión de su sexualidad homosexual bien podría ser factible, dado el elevado número de posibles gays dentro de la iglesia.
en cualquier caso, la solución es la misma: afrontar un debate serio sobre la sexualidad en la iglesia, que debería venir acompañado de un replanteamiento de la posición de la mujer dentro de esa iglesia. En mi opinión, ambas cosas tienen su relación: el miedo al cuerpo viene acompañado en el antiguo cristianismo de asociar cuerpo y pecado con el papel de la mujer (curiosamente, la única mujer válida para la antigua iglesia es aquella inmaculada, pura, y libre de todo contacto corporal).
Un saludo grande...
Angelilo, só para completar essa nossa reflexão, atente para essa matéria: http://www.secularism.org.uk/child-abuse-overshadows-another.html
ResponderEliminarOu seja, o abuso contra mulheres e meninas também é recorrente na Igreja. Se formos contar com o absuso de freiras, que são caladas frente a qualquer protesto, podemos arriscar que o abuso feminino é muito maior.
Estarrecedor iso tudo...
Conforme a matéria, o abuso contra meninos e homens é tomado de forma mais séria, mas não indcia que haja menos abuso feminino....
ResponderEliminarQué docente explicación de la teoría de Freud!! Que buena y esclarecedora síntesis. Mepa que el problema es bastante más complejo que el celibato. No creo que una degenarción como la pedofilia sea hija del celibato.
ResponderEliminarUna persona hambrienta, puede robar comida solamente, o además de hacerlo matar a quien la tenía, hasta torturarla. Considero que el abuso está en la personalidad y que con o sin celibato se manifestará igual.
No se puede dejar de ver cuántos casos están apareciendo y cómo la Iglesia los ocultó groseramente. Insisto, no creo que la anulación del celibato resuelva una trama tan compleja y profunda.
Acuerdo en que así no se puede seguir, algún cambio ha de haber. En principio, que la institución sea respetuosa de la verdad, gran valor de la religión: se haga justicia con los perversos y se busque una salida a tan dolorosa y espantosa situación.
Salud
Gilberto, ya he echado un vistazo a la página que me dices. Resulta curioso que incluso el sector femenino dentro de la iglesia quizás sea el menos reconocido como víctima. Quizás se reproduzca dentro de la institución eclesial el mismo miedo a la denuncia que ocurre en la sociedad actual con la violencia de género. En cualquier caso, las noticias no son alentadoras.
ResponderEliminarY Azul, efectivamente, no creo que celibato y pedofilia sean una relación causa y efecto directa. Pero muy posiblemente el celibato no ayude a resolver la situación. En cualquier caso, lo que a mí me preocupa de la situación no es la aparición de estos escándalos, sino la falta de trasparencia que parece ofrecer de cara a la sociedad civil. Vamos, que el papa todavía no haya dicho apenas una palabra al respecto me parece una falta de respeto para las víctimas de todos estos casos de abusos sexuales. Y me da lástima, porque la iglesia (la comunidad de creyentes, me refiero, no la jerarquía) es una fuerza moral de primer orden con cosas buenas que se enturbian irremediablemente con estas actuaciones.
Un saludo para el otro lado del charco...