El estado está de enhorabuena. En declaraciones del ministro neosocialista en el poder, 2050 se ha conseguido un superávit record en la caja de las pensiones. Quién iba a pensar que aquellas lejanas reformas que se iniciaron en el 2011 fueran a tener las dimensiones que demostraron con el tiempo. Pero lo cierto es que tras el pacto de ese año, en el que pasaron a 67 la edad de jubilación, a 38 los años cotizados para conseguir la pensión íntegra y a los últimos 20 años el cómputo sobre el que se realiza el cálculo de la pensión, las cosas empezaron a cobrar otro cariz. La reforma de 2028 añadiría diez años más al cómputo de la pensión, pero salvo en ese detalle, no ha habido cambios posteriores, ni falta que hacían. Los intentos de suprimir las "pensiones-parásito", como los conservadores empezaron a llamar a las pensiones no contributivas, fueron rechazados en sucesivas ocasiones por el parlamento. "En tiempos tan complejos como los que corren, dijo ayer el ministro Augusto Salazar, en los que el gasto estatal se ha disparado por las últimas catástrofes medioambientales, asegurar el superávit en otros gastos del estado es fundamental. Por eso, creemos que es una buena noticia que asegura nuestra relación con el Banco Europeo y asegura el flujo de crédito desde Pekín."
No todos son tan optimistas al respecto. El jefe de la oposición conservadora dijo que era una cortina de humo sobre otros temas más serios. El gasto público que se hace hoy en día sobre las pensiones es infinitamente menor que hace varias décadas y la parte del león se la llevan otros asuntos. Más bien, comentó para nuestro periódico digital, habría que hablar de la reconversión del sector turístico después del daño que han sufrido nuestras playas en la última década y la escasez de agua en algunas partes del país. "Pero eso no le interesa al gobierno, como siempre". Por último, el jefe de las Nuevas Izquierdas habló de "frivolidad escandalosa" la declaración del gobierno y recuerda la verdadera realidad. Tan solo el 25% de la población jubilada se beneficia del sistema de pensiones públicas. De todos los trabajadores, apenas un 17% puede constatar haber trabajado más de 38 años cuando ha llegado a los 67 años. O empezaron demasiado tarde o terminaron demasiado pronto: ese fue el destino de la generación perdida del 2010. Si además le añadimos que la gran mayoría de esos trabajadores fijos optaron por sistemas de pensiones privados (incluidos buena parte del pequeño funcionariado que aún es vitalicio), nos daremos cuenta que las pensiones que se pagan son irrisorias y la media no está muy por encima de las pensiones mínimas. "Una tercera parte de nuestra población jubilada está condenada a la caridad", sentenció el líder de la oposición de izquierdas.