Cuando la autenticidad de uno mismo se viste de intransigencia hacia los demás, la verdad se vuelve una luz cegadora.

miércoles, 23 de mayo de 2012

LÁGRIMAS POR LA EDUCACIÓN


Manifestación sobre educación:
 demasiados profesores y pocos alumnos o padres.

        Ayer fue día de manifestaciones. Se llenaron las calles de la ciudad como no suelen hacerlo para un motivo semejante; aparecieron pancartas coloristas, rojas y azules, muchas de ellas sindicales. Camisetas verdes y mensajes sobre la educación pública. Tambores, silbatos y demás parafernalia. Y sin embargo, algunos que miraban desde la acera decían con desdén: "Los profesores, pues de qué se quejan, ¡si no hay dinero para nada más!". No hay dinero, era la respuesta más fácil para los manifestantes, aunque sí lo haya para agujeros negros en las finanzas.  
        Y es que aunque había muchos, faltaron en la manifestación los perjudicados más importantes, los que habrían legitimado todo ese tinglado sindical, como ya criticaban algunos maliciosamente. Los alumnos de cursos superiores de secundaria, bachillerato y la universidad no eran precisamente los más numerosos de la manifestación. Habían hecho huelga para echarse una partida más a la play, tumbarse cómodamente en el sofá o poder estudiar exámenes. En mitad de Cánovas me encontré con dos alumnas mías de dieciséis años que venían de alquilar un bar para organizar una fiesta de despedida de curso. Tuve que morderme la lengua, pero no pude evitar soltar una recriminación: "Os están jodiendo el futuro y vosotras pensáis en fiestas". Bendita adolescencia inconsciente.  
      Mientras los alumnos vean la educación como un inevitable deber y no como un privilegio, mientras los padres entiendan la escuela tan solo como una cómoda guardería y no como centros de cualificación y formación humana, mientras la sociedad comprenda la educación como un gasto y no una inversión, no habrá nada que hacer. Las manifestaciones de los profesores seguirán siendo entendidas como meros individuos que luchan por sus intereses particulares, como un corporativismo profesional que busca perpetuar sus privilegios laborales, si los tiene. Lamentable destino este, el de ser a la vez padre, ciudadano y docente en este país. Qué lucha.

5 comentarios:

  1. Coincido en prácticamente todo Tiburcio (ya no Angelín). Tengo la misma condición de madre, docente y ciudadana. Pero no nos enojemos con los adolescentes (parece calcada nuestra realidad de ese grupo, los de 16 y 17 tienen el gran objetivo del viaje de egresados y fiesta). Casi escribo "único" objetivo y no me parece justo. No dudo de cuántas cosas aniden en sus cabezas (si son pocas, algo falla en nuestra generación que no sabemos seducirlos a vivir con objetivos, poryectos, etc.). Me siento muy comprometida a despertar tantas cosas que habitan en ellos, siento que nuestra labor es ser "provocadores", despertadores de la enorme riqueza que poseen.
    Nos toca poner las barbas en remojo de la sociedad que les ofrecemos. Acompaño desde acá esa marcha, y es mucho lo que podemos hacer. Sugiero mirar a Juanito durmiendo para inspirarte. ANIMO desde Argentina en el día de nuestro Primer Gobierno Patrio.
    Salud

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  2. Muchas gracias por tus ánimos, Azul... Aquí la cosa se está poniendo fea, muy fea, y no puedo evitar enfadarme con mis alumnos. Cuando despierten de su sueño adolescente, quizás ya sea demasiado tarde. Cuanto más temprano tienen que madurar, más los amodorramos... En fin, supongo que no seré nadie para exigir eso de ninguna persona, pero me pueden las circunstancias...

    Salud y mucho mate!

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  3. Comprendo totalmente, hay un sistema muy interesado en que sea demasiado tarde para cuando reaccionen. Como docentes, pienso que nuestra tarea es despertar sus conciencias a partir de la mayor honestidad intelectual.
    Salud, buen finde y ACOMPAÑO desde América, mi querida América Latina.
    P.D.: si da consuelo, también me enojo... (terminando un mate con cascarillas y hierbas)

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  4. También hubo quien no fue por estar en plena época de exámenes... aunque moralmente estaban allí. Por cierto, que te vi con tu camiseta verde, pero no pude hablar contigo.

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  5. Lo más divertido es que la camiseta verde era de la vida de Brian de los Monty Phytoon... Por lo menos no desentonaba nada. Yo estuve un par de ratos, solo y luego con Juan.

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