Un ingenioso vídeo de Inknowation al que nosotros le añadimos un poco de mala uva.
Cuestionaba la Fabi la capacidad de la nueva psicología humanista (llámese inteligencia emocional o lo que queramos) para poder resolver los problemas de los individuos si nos centramos solo en nuestras propias fuerzas como individuos y no vemos las trabas que nos pone la realidad (tanto social como natural). El vídeo Atrévete a soñar, con millones de visualizaciones en Youtube y muy conocido entre los creadores de innovación, coaching y recursos humanos, nos muestra bien este peculiar engatusamiento.
Sin dejar de ser un ser un vídeo estimulante, esconde esa trampa sutil del nuevo humanismo que no nos deja ver la realidad en su forma más profunda y menos optimista. Es un producto creado por y para ambiciosos profesionales cualificados, embarcados en construir su futuro y su éxito particular convertidos en superhombres. Lógicamente innovar para ellos es la quintaesencia del rush capitalism que nos toca vivir, en el que todo fluye y nada permanece, como diría el griego. Sin embargo conviene percatarse que el moverse de esa área de confort a la del riesgo, como ingeniosamente habla el vídeo, no está al alcance de todo el mundo. Hay gente en la que el área de confort no le ofrece ninguna oportunidad de elección, cosa que no nos deja ver el vídeo. No es el miedo a equivocarnos, sino la incapacidad del poder elegir el error, lo que echamos en falta. Ciertamente arriesgar es difícil, y no solo porque no nos atrevamos a soñar, sino porque soñar (e innovar) es solo privilegio de unos cuantos: gente atrevida, con alta autoestima, inteligente, y sobre todo, con pasta en el punto de partida. Por supuesto que cuanto más tengamos de esto último, menos necesitaremos de lo anterior, aunque si una cosa deja clara el rush capitalism, es que la pasta ya no lo es todo. Las cosas ya no son lo que eran, ni siquiera para los ricos.
Sin dejar de ser un ser un vídeo estimulante, esconde esa trampa sutil del nuevo humanismo que no nos deja ver la realidad en su forma más profunda y menos optimista. Es un producto creado por y para ambiciosos profesionales cualificados, embarcados en construir su futuro y su éxito particular convertidos en superhombres. Lógicamente innovar para ellos es la quintaesencia del rush capitalism que nos toca vivir, en el que todo fluye y nada permanece, como diría el griego. Sin embargo conviene percatarse que el moverse de esa área de confort a la del riesgo, como ingeniosamente habla el vídeo, no está al alcance de todo el mundo. Hay gente en la que el área de confort no le ofrece ninguna oportunidad de elección, cosa que no nos deja ver el vídeo. No es el miedo a equivocarnos, sino la incapacidad del poder elegir el error, lo que echamos en falta. Ciertamente arriesgar es difícil, y no solo porque no nos atrevamos a soñar, sino porque soñar (e innovar) es solo privilegio de unos cuantos: gente atrevida, con alta autoestima, inteligente, y sobre todo, con pasta en el punto de partida. Por supuesto que cuanto más tengamos de esto último, menos necesitaremos de lo anterior, aunque si una cosa deja clara el rush capitalism, es que la pasta ya no lo es todo. Las cosas ya no son lo que eran, ni siquiera para los ricos.