Cuando la autenticidad de uno mismo se viste de intransigencia hacia los demás, la verdad se vuelve una luz cegadora.

jueves, 26 de septiembre de 2013

PRIVATIZAR EL PIS


       Suena un poco surrealista, pero en Atocha mear ha dejado de ser un derecho universal. La razón, naturalmente, es la incapacidad para hacer de buenos ciudadanos y preservar los baños públicos en buen estado. En consecuencia, vamos a hacer un servicio privado, con unos baños de lujo, diseño exquisito, vigilantes que nos cuidan de no mear fuera y con descuentos en tiendas afines. No se ha buscado la fórmula más asequible para meandantes con escasos recursos, no. Tiramos la casa por la ventana y nos hacemos con la boutique del pis. El precio, unos cincuenta céntimos por un simple orín, es algo que yo recuerdo en mi época de estudiante parado como un precio considerable.  Habrá que aguantarse hasta llegar a casa o mear en alguna farola por el camino, como los simples chuchos (dirán después que el aire de la calle también tendrá que ser privatizado por malos olores: una bocanada de oxígeno en 70% de pureza: 10 céntimos). Natuurlijk, todo esto puede entenderse como demagogia barata, si no fuera porque uno tiene miedo de ser un espejo de una realidad mucho más cruel. Pero es en los pequeños detalles donde se adivina la auténtica piel del lobo. 
 

1 comentario:

  1. Completamente de acuerdo contigo. Muy buena entrada... It's true en estos pequeños detalles es donde encontramos al hombre lobo para el hombre, aquellos que sólo nos ven como meros consumidores, no como personas que somos.
    Un abrazo.

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