Premisas a las que el viejo liberalismo sigue aferrado, y razones para su caída paulatina:
1. Considerar que del flujo y la interacción libre individual puede surgir un orden social estable.
2. Suponer que es la competencia libre, y no la cooperación forzada, la que genera mayor eficacia.
3. La única forma de alcanzar la felicidad es fomentar hasta el infinito los deseos del individuo.
4. Poner bajo sospecha permanente cualquier orden político como potencialmente opresivo.
5. Afirmar que se puede convivir con una revolución tecnológica sin precedentes sin regularla.
6. Poner sobre las rentas de trabajo la distribución de la riqueza del sistema económico.
7. Suponer que basta la inercia del mercado para superar un mundo con recursos finitos.
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