Releo a Orwell y toda la literatura distópica que nos sirvió de vacuna intelectual para evitar la tentación autoritaria en el siglo XX, y descubro que ella misma es la razón por la que estamos fracasando para el siglo XXI. Ahora se cita a Orwell para criticar toda fuente de autoridad, no por su tendencia autoritaria, sino simplemente porque no nos gusta o no esté en línea con nuestros intereses particulares.
Cuando la autenticidad de uno mismo se viste de intransigencia hacia los demás, la verdad se vuelve una luz cegadora.
domingo, 22 de noviembre de 2020
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