Urge un debate importante dentro de la filosofía política occidental. Si como hemos dicho, el barco del liberalismo está condenado al naufragio, los intelectuales deben esclarecer qué tipo de derechos deben permanecer dentro del tesoro cultural heredado de la modernidad, y cuáles deben ser sacrificados en nombre de la nueva humanidad que se levanta, infinitamente menos antropocéntrica, individualista y autoindulgente.
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