Cuando la autenticidad de uno mismo se viste de intransigencia hacia los demás, la verdad se vuelve una luz cegadora.

lunes, 28 de mayo de 2012

LOS RESPONSABLES BANCARIOS, A LOS TRIBUNALES

       Este país no solo tiene una crisis económica: sufre una crisis moral de aúpa (y en este momento, se muestra claramente la relación entre una y otra) y no parece que se quiera dar solución.  Ocultar a las auditorías y la opinión pública un agujero de 3000 millones de euros no es cosa de  importancia, una mera bagatela; que el estado tenga que pagar más de 20000 millones para evitar la quiebra de un banco con todos sus inversores por detrás tampoco. Ahora bien, no se te ocurra cuestionar la necesidad de recortar en educación ni sanidad. Los desmanes y corruptelas de políticos, sindicalistas o empresarios del ladrillo quedan en cifras de niños, comparados con esta estafa monumental. Si el estado no actúa pronto, las consecuencias serán imprevisibles. Por poner tres argumentos básicos:
     1. Daños económicos: Si los gestores bancarios no pagan ahora los daños y prejuicios a la sociedad, ¿quién nos dice que no seguirán haciéndolo en el futuro, cuando salen por la puerta de atrás con las espaldas anchas y los bolsillos llenos? Es una cuestión de ideología económica puramente liberal: la mala gestión debe ser castigada por el mercado y apuntillada en los tribunales. Aquí no hay castigo alguno, porque papá estado acude a subsanar los errores de los pobres banqueros ingenuos: ya pagarán los ciudadanos la pésima gestión bancaria.
      2. Prejuicios políticos: Si la clase dirigente no inicia una investigación de la gestión bancaria, ¿con qué pretensión espera que la sociedad siga recibiendo mensajes de ajustes y sacrificios colectivos? Evidentemente, es un hecho que los sacrificios no son para todos por igual. Hay status, clase, jerarquía social. Y por lo demás, la falta de dedos acusadores del campo de la política muestra una complicidad malsana, la presencia de numerosos lazos públicos que existieron en esta gestión. Bankia salpica a demasiados políticos que respaldaron a los gestores de la burbuja inmobiliaria.
     3. Consecuencias morales: la ausencia de responsabilidad de la crisis da alas a aquellos que piensen que pueden imitar a sus directivos y gobernantes. Es la universalización de la antítesis del imperativo categórico: si mi vecino hace el mal, ¿por qué no he de hacerlo yo? Tonto el último bueno del país, parecen querer decirnos con este asunto.
    Con estos remedios, España se aleja de Europa y nos conduce directamente a América Latina. Jamás el que escribe había tenido la sensación de vivir en un país tan sumamente bananero.  Hay quien dice que no es el momento para llevar a los tribunales a estos responsables: que la situación económica se deterioraría más aún y nuestra credibilidad se cuestionaría aún más. Pienso que estos son cortinas de humo: ¿realmente podemos estar más bajo? ¿Se puede estar peor? Con la ciudadanía puesta de rodillas, secuestrada y amordazada, ni la Eurocopa nos va a animar un poco la cara.

3 comentarios:

  1. Completamente de acuerdo con tu artículo... Cada vez te pareces más a los articulistas de Le Monde... Un abrazo compañero de lucha.

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  2. Miedo me da. Si yo me radicalizo, ¿qué les pasará a los que ya son radicales? ¿Cuánto tiempo tardaremos en escuchar bombas terroristas contra un político o un banquero?

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  3. Por desgracia no mucho, porque parece que ese es el único camino que conocen los neoliberales para asumir un mayor compromiso con la sociedad sobre la que sobrevuelan como cuervos.

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