La esquizofrenia de un profesor de humanidades: fomentar pensamiento alternativo (no me atrevo a decir crítico) en los alumnos sabiendo que eres un engranaje más en el proceso de reproducción de la jerarquía social a través de la escuela (y lo sé, es muy Bourdieu y antisocrático). La esquizofrenia alcanza su límite cuando eres perfectamente consciente de que las habilidades sociales, convenciones y valores que estás transmitiendo son pasajeras y vulnerables. Intuyes que les estemos conduciendo a un engaño manifiesto a los ojos de ese pensamiento alternativo. Entonces te invade la frustración. Pero mejor no tomarse esta idea demasiado en serio y consolarse con las pequeñas proezas de nuestros peones en el campo de batalla.
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