Cuando la autenticidad de uno mismo se viste de intransigencia hacia los demás, la verdad se vuelve una luz cegadora.

miércoles, 16 de junio de 2010


Utopías.

Durante mucho tiempo se decía que para que el sistema comunista funcionara hacía falta ángeles en lugar de hombres. La utopía liberal siempre sostuvo que solo necesitaba demonios para crear orden. Ahora hemos comprobado amargamente que de un demonio solo puede surgir el infierno, no ninguna utopía.


Medicina agresiva.
"Liberemos al enfermo de su cojera amputándole una mano", dijo el médico jefe a sus colegas. Todos le tomaron por loco y lo destituyeron del cargo. El Banco Central Europeo viene a decir lo mismo de la economía: "Atajemos la crisis cortando el déficit por lo sano". Que el crecimiento se resienta de esto, es algo que no debe preocuparnos. Claro que sí: matando al paciente, la enfermedad queda destruida.

Fútbol
Lo que encierra el fútbol: pasión e identidad colectiva para algunos, ideología que conduce al engaño para otros. Y lo más curioso: mientras España juega en el campo y se escuchan gritos en la calle, yo estoy escribiendo en mi blog pensando en el fútbol con la televisión apagada. Conclusión: al igual que ocurre con el ateo que niega a Dios, el fútbol se cuela en tu vida incluso cuando intentas negarlo.  


Nacionalismos

Lo que encierra el nacionalismo: expresión de una identidad para unos, suma de intereses creados para otros. La vieja polémica entre Arnold Gehlen y Anthony Smith. Depende de quién sea el enemigo y en qué bando estés, la cosa se verá de un color o de otro. Naturalmente, las dos cosas son igual de ciertas.
Acepto que un catalán me diga que la idea de España es una invención de los ministros franquistas de Madrid, si acepta que Cataluña es otra invención del mismo tipo. Pero el nacionalista ve la paja en el ojo ajeno y nunca en el suyo propio: es una cosa que comparten españolistas y nacionalismos periféricos muy a su pesar.    

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