Cuando la autenticidad de uno mismo se viste de intransigencia hacia los demás, la verdad se vuelve una luz cegadora.

miércoles, 18 de mayo de 2011

REACCIONES

         Aquí describo la actitud de la clase política que el señor Tiburcio ha visto en los medios de comunicación y cómo ha evolucionado ante el 15M. La primera reacción en los primeros días, la arrogancia. Es la respuesta del que no quiere reconocer el problema porque no se siente amenazado. El siguiente paso es el paternalismo. Es la misma aversión disfrazada de compasión: estos pobres antisistema nada saben de la política profesional. La tercera fase es  la manipulación. Las conjuras aparecen como la causa de estos movimientos de pobres indignados, movidos por oscuros hilos conspirativos, y pasamos de ahí al descrédito absoluto. La cuarta está por verse: la esperanza para muchos está en el tópico panta rei, dejar pasar el tiempo y que se diluya con los resultados electorales. Millones de votos sepuntarán bajo tierra cualquier ausencia de legitimidad para los grandes partidos  y la mayoría silenciosa impondrá su sentencia sobre estos puñados de lunáticos atrevidos e idealistas.
La otra alternativa ni se menciona: que los problemas denunciados entren en la agenda política institucional. Ni qué decir tiene que así es como debería funcionar una democracia real, pero no creo que la clase política esté en condiciones de recibir semejante carga y… ganarse el sueldo, dicho sea de paso. Al fin y al cabo, no es la labor de los ciudadanos resolver los problemas, sino formularlos. Para intentar solucionarlos se paga a los políticos, y generosamente.

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