Paseando hoy con Juan por el parrque de Cánovas fui abordado por un grupo de americanos parlanchines, hablando en inglés sin ningún tipo de complejos. Quizás la reacción en otra persona podría haber sido otra, pero a mí me causó el mayor agrado. Poner en práctica una lengua que casi tengo olvidada en una ciudad olvidada como Cáceres siempre es un privilegio. Y cuando además no son la típica pareja desdichada de mormones sudorosos y rubitos, me da más alegría. Pueden imaginar la cara que se me quedó yo cuando me comentaron que su inciativa era regalar dinero. Y pensé dos cosas, o que había entendido mal su inglés, o -mal pensado como siempre- que me querían timar en algo. Menos mal que luego las cosas se fueron aclarando.
Freemoneyday es una actividad realizada a escala mundial por el cual una persona cede un par de monedas a otra, de forma completamente gratuita y aprovecha para hablar sobre la cooperación entre las personas. No es el azar que decidieran celebrarlo el 15 de septiembre, conmemorando la quiebra de Lehmann Brothers, ejemplo perfecto de lo contrario. ¿Es un disparate o una locura? Freemoneyday no va a cambiar el mundo -tampoco creo que lo intente- pero decididamente, va a permitir que lo podamos ver de una forma distinta, más creativa y solidaria al menos por unos pocos instantes. Ni que decir tiene que los cuarenta céntimos que la simpática neoyorquina me dio, se los devolví a la primera que encontré por la calle, y que precisamente, pedía dinero. No es mi costumbre dar limosna, pero aquel dinero tenía que seguir rodando. "Dios los bendiga", me contestó una vieja enclenque vestida de negro. "Mejor que bendiga al pequeño", respondí yo, algo descreído ante esas respuestas, "o agradezcalo a freemoneyday", pensé.
Para más información a los curiosos, visiten http://www.www.freemoneyday.org/
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