Cuando la autenticidad de uno mismo se viste de intransigencia hacia los demás, la verdad se vuelve una luz cegadora.

jueves, 6 de septiembre de 2012

EUROVEGAS: AGUIRRE APUESTA POR EL DIABLO.

      Eurovegas me trae inequívocamente el recuerdo de una gran película, El Padrino II.  En un momento de la misma, Michael Corleone, interpretado por Al Paccino, viaja a Cuba para hacer una inversión millonaria en casinos y hoteles. Después de un encuentro con el presidente del país, el mafioso señor Hyman Roth le comenta a Corleone: "tenemos un gobierno amigo a cien millas de la costa de Florida, lo que siempre habíamos soñado". Cuba se convirtió en el putiferio del Estados Unidos de la época de Eisenhower, hasta que la revolución acabó con el chiringuito bananero. Salvando las distancias, cambien ustedes Cuba y la dictadura de Batista por la comunidad de Madrid y nuestra rubia favorita, que en contra del tópico, de tonta no tiene un pelo. En Madrid ya tienen remedio para la crisis: van a plantar bananeras que den sombra a chorizos de alto standing y dudosa legalidad. Suena algo así el trato que desea zanjar el gobierno de Aguirre con el millonario americano, creando una especie de paraíso financiero y laboral, saltándose toda legalidad vigente. El asunto del tabaco queda casi como mera anécdota ante estos riesgos. Sin contar con que el señor Adelson anda imputado en casos de blanqueo de dinero de narcotráfico. Una joyita, vamos. Peritas agridulces como esta no se ofrecen así todos los días a cualquiera de nuestros políticos, sean del signo que sean: pasó por Cataluña y el señor Mas todavía está tirándose de los pelos. Y me pregunto: ¿tiene algo de malo todo esto? ¿no es un remedio como otro cualquiera para la crisis y toda inversión debe ser bien recibida?  
    Ciertamente, un liberal hayekiano como yo puede pensar que si a alguien no le gusta los casinos, no está obligado a ir para allá, ni a apostar sus dineros, ni a visitar sus prostíbulos, ni nada por el estilo. Quien quiera seguir la vida del juego, igual de virtuosa o maligna que cualquier otra, está en su pleno derecho. En un país de ciegos uno tiene libertad para abrir o cerrar los ojos cuando le plazca sin que le puedan recriminar por ello. Pero claro, esta inmaculada moralidad hayekiana se estrella cuando la supuesta libertad del consumidor contrasta con la posibilidad de un contrato basura aceptado por un desempleado de larga duración o con prostitutas obligadas a ejercer bajo el amparo del limbo legal del Casino. La supuesta libertad de elección de estas personas -para dejar la prostitución o un contrato basura- es ejemplo de la Gran Falacia Liberal. Evidentemente, esto son inevitables daños colaterales en toda guerra contra la depresión. Está claro que en época de crisis nos vendemos por el primer plato de lentejas que pasa por delante y ofrecemos lo que sea, más allá de nuestra primogenitura. Triste conclusión bíblico-marxista para los marginados de la globalización.

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