Cuando la autenticidad de uno mismo se viste de intransigencia hacia los demás, la verdad se vuelve una luz cegadora.

domingo, 29 de marzo de 2009

CARTA DE UN DILETANTE ESCÉPTICO EN MATERIA DE ABORTO etc etc.

Querido Helí:

Como nuestras discusiones telefónicas quedan ya un poco pequeñas para debatir sobre este tema y nuestras palabras nos traicionan a menudo, voy a pasar por escrito algunos de los argumentos de los que hablábamos últimamente.

Hay que decir, claro está, que con cada conversación tuya ayudas a pulir más y más mis ideas y te conviertes en mi muso favorito. Pero la última vez, me dijiste que "defiendo las ideas más rancias de la jerarquía eclesiástica" etc etc... Cosas comprensibles cuando estamos calientes en nuestras conversaciones, pero que se tienen que moderar.

Cuando hablamos con ese lenguaje, tú y yo, nos olvidamos que estamos hablando de la ética, y que hay multitud de posibilidades e interpretaciones, y si como tú defiendes, existe un cierto relativismo hablando sobre estos temas, ninguna de las dos posiciones se puede erigir como la qe tiene la verdad absoluta. Bueno, tú ya me entiendes...

La posición que quiero plantear es: puedo sentirme más o menos próximo a una postura antiabortista y aceptar también -más o menos- una ley abortista. Parece que es una posición que desde tu punto de vista es completamente contradictoria, pero se podría resolver haciendo la distinción entre la ética y la política. La primera, tu opción individual; la segunda una solución de compromiso entre muchas personas.
Desde el segundo planteamiento, considero que en una sociedad democrática, obligatoriamente, es necesario respetar el principio del número y también el principio de máxima libertad. A mí, personalmente, el primer principio me parece un criterio malo y peligroso, pero es el "menos malo", por parafrasear nuestro querido Churchill, y es el único que garantiza el segundo, sin duda importante. Aquí estoy completamente de acuerdo con tu posición. Una minoría (como son los antiabortistas) tiene todo el derecho para manifestar su opinión e incluso es posible (yo no lo sé) que hasta tengan unos argumentos morales superiores a los defensores del aborto. En cualquier caso, la situación es empate. Y la única posibilidad que tienen es convencer a su adversario que está equivocado (si esto es posible) pero al mismo tiempo aceptar el principio de la mayoría.
De cualquier forma, el "principio democrático" parece tener una ventaja importante: al conceder libertad en esta materia, permites que el antiabortista mantenga su derecho de no abortar y el abortista su derecho de abortar. Esto tiene problemas, pero no me quiero detener aquí.

Y ahora pasamos al siguiente punto, y creo que es donde tus prejuicios "progres" te juegan una mala pasada (ji ji ji). Si aceptamos el "principio democrático", hay que asumir que hay que plantear el problema en el campo de la ética: es decir, formar a una persona individualmente en el problema. Aquí es donde creo que tanto la iglesia como los abortistas meten un poco la pata. "Defender" o "aceptar" una resolución política en este asunto no significa estar éticamente por encima de la otra postura. Creo que es necesario entablar debate sobre los argumentos a favor y en contra del aborto a la hora de formar a ese individuo, no para que después políticamente se declare a favor o en contra del aborto, sino para que sea un individuo responsable en sus actos. En este sentido, la iglesia debería hablar para sus bases: "no queremos convencer a los demás, queremos (para los católicos) que sepan por qué actúan de tal forma". Esta crítica es válida para vuestro campo: es aquí donde creo que los abortistas habláis con frivolidad y prepotencia (con tanta prepotencia como lo hace la iglesia), cuando defendéis que el antiabortista es "caduco o intolerante, reaccionario" etc etc... Una ideología puede morir, el conflicto ético no.
En definitiva, una resolución política no debería zanjar el debate del aborto, sino estimularlo en el lado de la ética. Y aquí es donde podríamos relanzar el problema para otra ocasión.

Un abrazo:

Angelillo

6 comentarios:

  1. Estimado Ángel, de tu Muso, como buen filósofo que eres, cuando te pones con un tema eres cansiiino. Pero está bien, debatiremos sobre éste.
    Antes que nada, decir que sí fue ofensivo, los siento no era mi intención, así que perdón por adelantado. Pero chico cuando piso una bellota andando por el campo no me siento moralmente tan herido como cuando corto un roble centenario para que circule una maravillosa autovía.
    En fin. Mi argumento es y era el siguiente. ¿Por qué reduces el tema ético al embrión, bebé o futura persona? Está la realidad social y económica de la madre, que también ha de ser tenida en cuenta. Además utilizando tu argumento si ha tenido una relación sexual "frívola", ¿es acaso madura para cuidar y formar al futuro ciudadano? ¿tenemos derecho a condenar a una persona el resto de su vida por un acto de irresponsabilidad?. Además está también la ética social: ¿Se reducen los abortos cuando los prohibimos? ¿Por qué los antiabortistas no se pronuncian contras las clínicas privadas o los viajes al extranjero? ¿Por qué no se introduce el problema de la doble moral? Aquella moral que permite a las clases altas y medias a realizar actos en privado que condenan en público, y que condenan a las clases bajas al ostracismo social, la verguenza individual y unas peores condiciones sanitarias. También deberíamos considerar el tema del aborto como un tema de salud pública, y esto trasciende la moral individual.
    Por último, hay que tener en cuenta que todos tenemos prejuicios y posturas apriorísticas que, por desgracias, no pueden ser eliminadas. Una sociedad en absoluto consenso tampoco sería algo deseable, la disputa y el enfrentamiento es el origen de las alternativas y la siembra de las futuras ideas. Si las mentes estuvieses completamente unidas por puentes nos ahogaríamos por falta de espacio, a veces es necesario dinamitar el consenso y dejar que cada uno mantenga su identidad, ya que la homologación absoluta también nos conduce a cierto "fascismo".
    Como elemento final, creo que, tus argumentos aristotélicos de respetar lo que es potencialmente vida nos pueden llevar a un reduccionismo al absurdo. ¿Dónde está el límite? Además cuando lo buscan en supuestos científico - biológicos trasciende el mundo de la ética, se convierte también en un cientificismo ilustrado, como si no hubiera existido la Escuela de Franckfurt y... bueno el resto ya lo sabes y mejor llevarnos bien.
    Un abrazo amigo, te hecho de menos y gracias por esta página. Eres la persona más genial que conozco.

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  2. Querido amigo:
    Acabo de llegar del campo y me siento aterrado ante la sangría de "potencialidades" aristotélicas que han caído bajo mis pies o han sido absorbidos por mis fosas nasales, que tragedia para la futura comunidad de plantas y otras especies (jejejeje)
    Bueno, al margen de bromas. Es que me he ido calentando con una duda mientras corría ¿Por qué si para la iglesia estamos sólo ante un debate teórico no promociona aquellos medios que evitan la tragedia y el dilema? ¿Por qué no se dedican a hacer programas de educación sexual en las escuelas y de promoción de los medios anticonceptivos?
    En este caso, sin ser excesivamente progresista, sí creo que son carcas y anticuados. Qué curioso que los frívolos seamos los que potenciemos los métodos que evitarían el dilema ético: póntelo pónselo.
    Un abrazo amigo

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  3. Querido Heli:

    Vamos a ver. Cuando separé "lo político" de "lo ético" quería proponer tu ética social o la postura de la madre dentro del primer apartado. Así que estoy bastante de acuerdo con lo que dices en tu carta. Tu planteamiento, por lo general, es bastante pragmático y utilitarista (observamos nuestro alrededor como buenos científicos sociales, hacemos un cálculo de distintas posibilidades de actuación, y decidimos después cuál es la que nos reporta más bien general), y en muchas ocasiones tiene un sentido común para quitarse el sombrero.

    Pero eso no quita para que sea, desde una perspectiva puramente filosófica, un planteamiento sumamente endeble, o por lo menos debatible, y que en una asignatura de ética no sea cuestionable. En ese ambiente es donde creo que hay que propiciar el diálogo. Cuando yo hablo de esa discusión moral del aborto, es precisamente para evitar, como dices tú, una cierta homogeneización en el tema, o mejor,la imposición de una teoría sobre otra.
    A veces me da la sensación que ese utilitarismo dominante del que haces gala se hace igual de autoritario que el de las posturas conservadoras...

    Y ya no te doy más la brasa con el asunto.
    Dime temas que te interesen más.

    Un besito.

    Anxo.

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  4. Me encanta participar en vuestras discusiones (aunque sea como un parásito). Voy a leer un poco sobre la corporeidad, ahí dejo abierta una nueva línea de debate...(jeje)
    Y ahora sí soy yo
    Fa

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  5. Querida Fa:

    Me pregunto por qué me identificáis con lo más rancio de la iglesia... Estoy completamente de acuerdo con todo lo que dices en la contestación. Que los grupos más conservadores deberían apoyar económicamente instituciones que recogieran a los niños no deseados, y que se deberían potenciar campañas de educación sexual, es algo completamente necesario y acusarlo de "frivolidad" o "favorecer la promiscuidad" es una majadería, válido solo para la gente que está en el cielo de los principios abstractos.
    Es más, como le decía a Heli, no veo incomodidad alguna en defender la ley del aborto (para el "aquí y el ahora" que tenemos actualmente), pero potenciar el debate e incluso promover el antiabortismo en la conciencia moral de cada uno a largo plazo: suponemos todos que el aborto no es una buena salida, aunque sea comprensible en muchos casos: el aborto será un derecho legítimo, pero no creo que nadie pueda decir en su sano juicio que es maravilloso.
    Sobre lo primero que dices en tu carta, bueeeno. Digamos que lo que propongo en palabras estúpidas (bellotas y cosas de esas) es la teoría de Aristóteles, y no me parece del todo irrelevante. Digamos que poniéndome en tu crítico punto de vista (muy simpático), tampoco vería diferencias entre un feto y un niño recién nacido. Los dos son igual de dependientes de un agente exterior (una madre o la sociedad) y solo con tal apoyo esa "bellota" podrá desarrollarse. La única diferencia es que uno está dentro y otro fuera de la madre.
    Y el problema no es solo este: hablemos de discapacitados, enfermos mentales y otras tantas situaciones desagradables. Mi pregunta es que si estamos a favor de una línea "dura" del aborto (entendido como principio ético, como debate, no como circunstancia personal, sometida a multitud de presiones y contextos en las que si somos humanos seremos comprensivos)correríamos el riesgo de no considerar humanos los colectivos anteriores. Es humano solo las conciencias puramente autónomas? Me parece un poco arrogante, y muy típico de nuestra mentalidad individualista a lo Robison Crusoe.

    En fin, repito, esto es solo una postura personal. No tiene por qué ser la única ni la mejor.

    Un beso,
    Anxo

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