Cuando la autenticidad de uno mismo se viste de intransigencia hacia los demás, la verdad se vuelve una luz cegadora.

martes, 23 de febrero de 2010

PIKAIA


Dedicamos este post a un animalito aparentemente sin importancia de la fauna del cámbrico medio y de ese fantástico momento geológico que tuvo lugar en el Burgess Shale hace 530 millones de años. Este pequeño descubrimiento fue dejado por uno de sus valedores más famosos, Stephen J. Gould para las conclusiones de su libro “La Vida Maravillosa”. De hecho el autor declara haber hecho esto de forma totalmente consciente. Algo tendrá el fósil, para que el paleontólogo más popular de la anterior década lo hubiera colocado al final (lo cual es un puesto si cabe más meritorio que el principio, en su larga colección de fósiles).
Vayamos al pikaia. Este animalito, aparentemente un gusano, no es ni más ni menos que uno de nuestros antepasados más importantes: el primer precordado en la historia de la tierra, al menos en lo que nos deja ver el siempre incompleto registro fósil. Si dejamos de lado eslabones entre monos y hombres (que creemos tan importantes, y que tal vez no lo son tanto), está muy claro que este paso (el de los vertebrados) se lleva la palma en importancia: sin su movimiento en el fondo de las aguas someras del Burguess Shale, no habría nada parecido a nuestra especie pululando por los cinco continentes y visitando la luna en delirios de grandeza.

Pero es que además, este gusano-pez es un superviviente nato, quizás sin pensarlo. No estaba en la lista de los mejor adaptados, pero sobrevivió de alguna manera a la extinción de toda esa fauna fabulosa del Burguess Shale, y eso le convirtió en un ganador contra todo pronóstico en la carrera por la complejidad evolutiva. Al igual que con los reptiles mamiferoides supervivientes del triásico, que jamás soñarían con hacerse elefantes mucho más tarde. Semejante heroicidad fue recompensada por S.J. Gould con una de sus conclusiones más brillantes y exultantes:

“Y si usted quiere formular la pregunta de todos los tiempos (¿por qué existen los seres humanos?), una parte principal de la respuesta, relacionada con aquellos aspectos del tema que la ciencia puede tratar de algún modo, debe ser: “porque pikaia sobrevivió a la diezmación de burguess shale”.

Ni más ni menos que este pez gusano alberga la respuesta a todas las cuestiones filosóficas. Los griegos podrían decir: por qué Este animalito, sin quererlo, se ha convertido en un fósil sobre el que todo el mundo deposita sus miradas, sonríe al verlo y lo hace suyo. Filósofos, religiosos y científicos quieren ver en él una corroboración para sus intereses particulares sobre el conocimiento y la fe humana. Los biólogos como Gould, defensor a ultranza de la contingencia de la evolución, lo enmarca como ejemplo perfecto de la casualidad y el azar en la naturaleza, más allá de las engañosas leyes sobre la supervivencia del más apto y la competitividad evolutiva. Y no faltan religiosos que afirman una mano invisible detrás de todo este complejo proceso de supervivencia y proclaman: he ahí una casualidad causada. Teleología encubierta tras la inexplicable explosión cámbrica, que se suman a otros momentos cumbre en la historia de la evolución. Como hemos dicho en otras ocasiones, uno puede pensar lo que le dé la gana y para lo que mejor convenga a los intereses de cada cual.

Lo cierto es que si lo miramos desde fuera, ni la permanencia de pikaia es un dato a favor de la contingencia absoluta, ni mucho menos es la prueba de una intervención divina. Podría haber habido otros muchos pikaias en el cámbrico o el ordovícico inferior, el paso podría haberse dado antes del Burgess Shale, o después del mismo. Igualmente acabaría por darse, defienden los biólogos detractores del azar y partidarios igualmente de la teleonomía. En cualquier caso, las tres teorías son interpretaciones del dato empírico de que pikaia existió realmente, y que, hasta donde sabemos, su existencia dejó abierto el camino a que yo, muchos millones de años después, pueda recrearme viendo un trilobites de la misma época en el salón de mi casa. Ahora bien, mucho me temo que pikaia no me acabará de dar la respuesta de por qué estoy aquí.

2 comentarios:

  1. Existe una teoría más: los fósiles de pikaia fueron colocados aquí por Dios para poner a prueba nuestra fe en que el el universo no tiene más de 6000 o 7000 añitos. Bueno, un poco de humor no viene mal... Saludos

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  2. Es cierto, se me olvidaba la interpretación más clara de todo esto!!! Cómo no he podido pensarla antes, qué verguenza...
    Sí, un poco de humor no viene mal.

    Saludos...

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