Quizás en lugar de grillos podía haber puesto cerezas sintéticas, como hace el señor Tiburcio en su frigorífico. |
Quizás sea una consecuencia no deseada de la obra de arte, y también una de sus características más interesantes: la obra artística siempre está abierta a nuevas interpretaciones por parte del espectador, que cada vez más deja de ser mero observador y se convierte en parte de la obra. Casi ya tiendo a pensar que el elemento saboteador que roció de spray a los grillos forma ya parte de la misma instalación artística. Eso debería pensar el propio autor, en lugar de llamarlos a todos talibanes. En cualquier caso, estaría dispuesto a crear un Frente de Liberación de Grillos y cometer un atentado contra pequeñas perversidades tan gratuitas como la que se han llevado a cabo estos últimos días en nuestra ciudad. Todo esto, entendido, claro está, desde mi propia expresión creadora. Y es que al arte hay que combatirlo con sus mismas armas, en lugar de levantar prohibiciones que acaban dando más publicidad al creador en cuestión.
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