¿Existen las inteligencias múltiples? es una pregunta muy parecida a ¿existen los unicornios? La respuesta a ambas puede ser afirmativa si hacemos un uso extensivo de los términos empleados ¡Claro que existen los unicornios si hablamos de animales con un solo cuerno! Solo que lo que pensamos que es un bello y esbelto unicornio en realidad es un macizo rinoceronte. Y sucede lo mismo con las inteligencias múltiples. Claro que existen "inteligencias múltiples", si por ello entendemos distintas manifestaciones del talento humano; pero tal vez no se corresponden adecuadamente a la noción preconcebida de inteligencia y sería mejor sustituir ese término por otros constructos teóricos más adecuados. En definitiva, estamos utilizando una palabra confusa para justificar
hechos que sí existen en el contexto educativo, y con unas intenciones que no siempre quedan claras para la comunidad educativa en conjunto. Es decir, la realidad está ahí fuera, solo que las pinceladas que utilizamos en nuestro cuadro para reproducir dicha realidad no son tal vez las mejores.
A favor de Gardner podemos decir que las manifestaciones de la inteligencia humana no se reducen al ámbito lingüístico y matemático, sino que pueden ser infinitas, especialmente si entendemos la inteligencia en un sentido puramente evolutivo del término. Él dice que existen ocho. Pero tal vez haya veinte, o cuarenta mil, dependiendo especialmente de la cultura en la que ese talento se manifieste. Quizás en el día de mañana encontremos la inteligencia multifunción (la gente capaz de repartir su atención y trabajar con ocho tareas a la vez que se corresponden con ocho inteligencias distintas, por ejemplo), igual que en la Edad Media existiría la inteligencia de agresión (por ejemplo, aquella esgrimida por el Cid Campeador, Ricardo Corazón de León, Saladino o Enrique V para destruir a tu adversario en el campo de batalla y salir vivo de la misma). En contra de Gardner, no existe ninguna evidencia para probar que sean inteligencias independientes unas de otras. O incluso, siendo comprensivo con los argumentos de Gardner, de la misma forma que existen evidencias a su favor con los genios idiotas, existen muchas más evidencias en su lado opuesto. Y el sentido común nos dice que la persona inteligente puede brillar en más de un talento... solo que o no le interesa lo más mínimo o no ha entrado nunca en contacto con ellos.
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