Cuando la autenticidad de uno mismo se viste de intransigencia hacia los demás, la verdad se vuelve una luz cegadora.

martes, 10 de noviembre de 2009

SOBRE GAYS, ENFERMOS Y OTRAS PARANOIAS...

En la clase de primero de bachillerato se abrió otra vez la caja de los truenos en un debate sobre la homosexualidad. Reconocemos que este tema hiere sensibilidades por las dos partes (adversarios y partidarios), pero algunas cosas se pueden extraer del asunto. En las opiniones más radicales, el homosexual es un enfermo (va contra natura: desviación genética o biológica, aún no está claro su origen) pero además es un vicioso (adquisición cultural: son más promiscuos que cualquier otro colectivo en lo que a sexo se refiere). Del otro lado, la homosexualidad es sencillamente un comportamiento y una orientación que está en consolidación y normalización y que lucha con una equiparación justa e igualitaria con el resto de actitudes sexuales. Voy a centrarme en la primera posición, para hablar de la última en otra ocasión.

Vayamos por partes. Uno puede preguntarse si es condenable moralmente el hecho de padecer una "enfermedad" o una peculiaridad genética distinta a la del resto de los que nos rodean. Nuestros genes condicionan nuestra tendencia a sufrir infartos o a tener ojos azules. Nadie en su sano juicio plantearía que lo segundo sea una enfermedad: la polémica parte de entender o no la homosexualidad como una cosa u otra. Pero a nadie se le escapa que ser diferente se paga con la discriminación en muchas ocasiones. Las diferencias genéticas (raza, sexo, piel...) han sido motivo de discriminación social, aunque la responsabilidad del individuo sea nula en estos casos y aunque no afecte en absoluto a sus características como personas dignas. Es bien conocido, por ejemplo, como muchas culturas acaban condenando al portador desventurado de una diferencia genética. En algunas tribus de África, algunas desviaciones genéticas como el albinismo se siguen condenando con la pena de muerte. Por no hablar del "error evolutivo" que para los nazis suponía la raza judía o para los WASP la minoría negra americana.
En definitiva, suponiendo -y es mucho suponer- que la homosexualidad sea una enfermedad al uso y no una mera peculiaridad genética, eso no eliminaría en un solo ápice su dignidad humana. Por detrás de esto, uno también puede preguntarse si padecer una enfermedad restringe determinados derechos civiles, como ha sido hasta hace poco el de formar pareja de hecho. Si ese es el caso, estamos comparando a los homosexuales con deficientes que han perdido el uso de sus facultades mentales, que no son capaces de ser autónomos. Considerar al homosexual como ciudadano de segunda significa ponernos a la altura de cualquier racismo o discriminación de género que haya sucedido en nuestra historia.

Sigamos. Consideramos a los homosexuales como viciosos: gente pensando continuamente en sexo. Y aquí entramos en la duda de si no estaremos cayendo en la típica falacia de generalización indebida. Por un homosexual llamativo que encontramos por la calle, nos toparemos con otros muchos en los que no detenemos nuestra mirada porque no los reconocemos como gays o lesbianas. O incluso más: tendemos a pensar que los gays a todas horas del día hacen honor a su condición de homosexual. Cuando pensamos en las posibilidades que tendríamos de encontrarnos a un gay vistoso y con pluma en una oficina de ejecutivos o en el personal de hospital, sin duda estas serán parecidas a las de encontrarnos en el mismo ambiente a una chica vestida de gala para una fiesta de fin de año.
Incluso podría atreverme a asegurar que por un homosexual promiscuo nos encontramos la misma proporción de gente heterosexual con igual promiscuidad. Pero están ya muy lejos los tiempos en que llevar una falda por encima de las rodillas era sinónimo de ser la más guarra del barrio. Hoy en día encendemos la televisión y hermosos chicos y chicas inundan continuamente la pantalla con mensajes eróticos; se aprueban leyes que garantizan métodos anticonceptivos y aborto por la vía rápida. Estamos en una cultura juvenil en la que quien no triunfa en el sexo, es un perdedor, y esa sensación de fracaso está igual en todos, independientemente de nuestra orientación sexual. La diferencia es que no nos escandaliza el erotismo heterosexual, mientras que seguimos considerando el homosexual como tabú. Las contradicciones son realmente extrañas: es frecuente conductas cuasi-homosexuales entre grupos de jóvenes completamente homófobos. El típico macho ibérico, seguro de su virilidad, machista y opuesto a la homosexualidad, no evita el contacto físico e incluso el beso como reforzamiento de la amistad masculina, en un sentido que nos llevaría a las prácticas de la antigua Grecia. Y uno se pregunta, nuevamente, quién es aquí el gay, quién el promiscuo, quién el hipócrita y quién el paranoico que no distingue la realidad que nos toca vivir.

9 comentarios:

  1. Este es el debate que se echa en falta en nuestra clase desde hace mucho tiempo, aunque sé perfectamente que acabará en baño de sangre XD

    Eso sí, Ángel, si llegas a proponerlo espera a que volvamos a clase, que la gripe no perdona :-P

    ¡Un saludo!

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  2. Es cierto que en vuestra clase creo que nunca lo hemos debatido... En Primero ha sido bastante interesante, aunque un poco violento.Todavía hay muchas sensibilidades por medio.

    A ver si os ponéis buenos, caramba! Ha sido la Gripe A?

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  3. No, gracias a Dios, pero sí ha sido una gripe común algo fuerte... mañana ya vamos, a ver si se me quita este dolor de cabeza... :-S

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  4. Dios mío, Ángel!
    Me ha encantado... Qué de verdades dices... Y es que en la sociedad de ahora, a pesar de todos los nuevos cambios y la modernidad, parece no querer adaptarse a la gente con inclinaciones diferentes a ellos mismos... menuda desfachatez.

    En fin, sí, a mi también me gustaría tremendamente disfrutar del espectáculo de un debate como este en clase, sobre todo comtando con personas de opiniones bastante enfrentadas para TODOS los temas, creo que sabes a quienes me refiero ;)...

    ¡Un besazo, profe! :)

    Pdta.: Por cierto... no sé por qué, pero desde esta mañana se me ha metido en la cabeza la canción "Moses Supposes", del musical "Cantando bajo la lluvia"... Curioso.
    ¡Saludos!

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  5. La verdad es que es un tema que no sé cómo no lo hemos tratado alguna vez en vuestro curso, pero efectivamente, puede correr la sangre, como decía Alberto.
    Yo sí creo que la sociedad va cambiando. Este tema, por ejemplo, era casi tabú cuando yo estaba ocupando vuestros sitios en el colegio, y la gente era mucho más homófoba. Pero aún queda mucho en ese camino. Tengo que dedicar más post a este tema, de todos modos...

    Os echo de menos en el curso de cine, ya podíamos grabar algo algún día, grrr...

    Ah, y yo también estaba cantando últimamente moses supposes his toes are roses... Me encanta la canción y la coreografía de la peli.

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  6. uff k temas mas polémico...aunque no sé por qué..dejemos que cada cual viva su vida a su manera sin juzgar, no hacen daño a nadie, en mi opinión lo que hagan es sus casa no es cosa nuestra.
    Si la verdad sería un debate interesante jajaja...avisanos por si necesitamos los escudos como cuando hablamos el otro día de la educación jajaja
    Joo a mi me habría gustado lo del taller de cine, estuvo muy bien lo de la ecología.

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  7. Lo ideal sería llegar a ese punto en el que dijéramos: "es su vida",pero efectivamente, todavía hay mucha polémica por detrás.

    Y lo del taller de cine, no sé, este año ha sido un boom. No sé cuanto durará la historia. EStán muy motivados para hacer algún montaje en el concierto.

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  8. ooo k bien!!..si podiais hacer algo para el concierto. de que cursos son la gente que hay?
    Volverás a hacer el montaje del casting del concierto como el año pasado....quedó perfecto!!!

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  9. Son de tercero y cuarto. Y por lo menos les gustaría grabar algún videoclip o las preparaciones del casting. Ya os contaré más.
    Por cierto, tengo que subir a youtube el montaje del casting del año pasado.

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