Cuando la autenticidad de uno mismo se viste de intransigencia hacia los demás, la verdad se vuelve una luz cegadora.

sábado, 14 de abril de 2012

SAN PEDRO: UNA EXTRAÑA SENSACIÓN DE VACÍO

      (Notas italianas del G.P.)
      Cualquiera que entre por primera vez en la iglesia de San Pedro, la sensación inmediata que le invadirá será la pequeñez. Eso ocurre en muchas iglesias romanas, pero en esta lógicamente los constructores quisieron dar la puntilla.  Uno pasea por su interior perdido, incapaz de atinar con las verdaderas proporciones del edificio, casi obligado a plegarse ante el altar. Y la siguiente sensación es un desagradable vacío. Tal vacío es tan fuerte que uno no sabe si es que Dios ha abandonado esa casa desde hace mucho tiempo, poco acostumbrado a tal lujo, y ha encontrado refugio en un cuarto oscuro. Y es que muchos encuentran más religiosidad en una pequeña ermita románica, un claustro, una catacumba o un jardín que en estos lugares vaticanos. 
    Alguien con sentido histórico no puede evitar pensar que los constructores del edifico lo hicieron más para gloria de la iglesia terrenal y no de Dios: al fin y al cabo, eran los papas del Renacimiento los que les pagaban. Y encontramos terriblemente sensato que un monje alemán se levantara en aquella misma época contra el tráfico de indulgencias para el pago de semejante despropósito. Si uno piensa en similitudes con otras construcciones, solo encuentra actualmente paralelismos con Versalles o en los proyectos fascistas que Albert Speer nunca llegaría a construir. Ahora sentimos cierto mal gusto en las construcciones totalitarias, como resultado de mentes insanas. Los visitantes mayoritarios de los palacios reales europeos son los turistas, y hace tiempo que nadie habita allí ni se siente reconfortado entre sus muros. ¿Se sentirán a gusto los papas, los cardenales y los creyentes en un lugar tan sumamente gélido como San Pedro? Tiendo a pensar que no mucho. O al menos eso me gustaría creer.

1 comentario:

  1. Qué contradicción tan bien expuesta en los propósitos iniciales y las realizaciones futuras.
    Aciago destino el de los buenos pensamientos... salen de mentes puras y acaban prostituidos por creyentes de otros tiempos y lugares.
    Qué lucha... Pero muy buena reflexión, un placer leerla.

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