Cuando la autenticidad de uno mismo se viste de intransigencia hacia los demás, la verdad se vuelve una luz cegadora.

sábado, 3 de octubre de 2020

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     Hay una extraordinaria razón para ser monárquico, republicano o nacionalista -de un signo o de otro- en nuestro país. Serlo es una cuestión puramente estética y mágica para el individuo que cree en estas imágenes (por no llamarlas espejismos). Detrás de esas palabras no defendemos nada, ningún principio moral superior ni ninguna mejora sustancial de nuestra sociedad. Solo humo. Pero el humo asciende al cielo, como un viejo sacrificio ascentral, nos sirve de consuelo y nos congrega alrededor de la hoguera junto a otros acólitos. Y aunque solo sea humo, cuidado con él, porque con un cambio de viento nos puede llegar a asfixiar. Y por supuesto, las hogueras queman.

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