Es clase de Educación para la Ciudadanía: pregunto a los chavales qué piensan sobre la integración de la mujer en la sociedad española. Como es natural, chicos y chicas están de acuerdo en unos mismos derechos para todos y que prácticamente se han conseguido la igualdad. Sin embargo, la práctica todavía se separa de la práctica. Escribí en el encerado una serie de tareas que hacemos habitualmente en nuestras familias. Sin ninguna sorpresa, caímos en la cuenta que el hombre tiraba la basura, arreglaba el grifo roto y abría la correspondencia, mientras la mujer seguía barriendo, planchando, lavando y haciendo la cama. "Cuánto nos falta todavía por aprender", comentábamos en clase.
De vuelta a casa, Inma me tiene preparada una sorpresa: ¡hay que poner la lavadora! Solo ante el peligro. Como en los chistes malos, me pregunto si tengo más de una neurona: me vuelvo loco viendo botones rojos, paneles con jeroglíficos indescifrables, nunca recuerdo donde poner el detergente y dónde la lejía, cierro mal la puerta, pregunto a Inma el programa que corresponde. Cuando escucho por fin el agua fluyendo por las tuberías de la lavadora, respiro aliviado y me tomo un buen mate: ¡misión cumplida! Pero luego, contemplando ese extraño elemento en el universo masculino, no puedo dejar de tener mala conciencia: "¿y yo qué narices hago hablando de la emancipación de la mujer en clase si no puedo entender este trasto?"
De vuelta a casa, Inma me tiene preparada una sorpresa: ¡hay que poner la lavadora! Solo ante el peligro. Como en los chistes malos, me pregunto si tengo más de una neurona: me vuelvo loco viendo botones rojos, paneles con jeroglíficos indescifrables, nunca recuerdo donde poner el detergente y dónde la lejía, cierro mal la puerta, pregunto a Inma el programa que corresponde. Cuando escucho por fin el agua fluyendo por las tuberías de la lavadora, respiro aliviado y me tomo un buen mate: ¡misión cumplida! Pero luego, contemplando ese extraño elemento en el universo masculino, no puedo dejar de tener mala conciencia: "¿y yo qué narices hago hablando de la emancipación de la mujer en clase si no puedo entender este trasto?"
La lavadora: esa máquina incomprensible.
Ángel, hemos coincidido en el tema: acabo de publicar un post en mi blog sobre la igualdad de la mujer... xD
ResponderEliminarAlgo con lo que estoy de acuerdo, pero lo cierto es que a los hombres nos queda mucho por aprender sobre las tareas domésticas... en fin, tiempo al tiempo ;)
Digamos que hay que reírse de uno mismo. Pero el "experimento" de clase en tercero fue realmente llamativo. Los chicos querían la igualdad, pero a costa de no levantarse del sillón para recoger la mesa.
ResponderEliminarJa,ja,ja. Me imagino la cara que debías tener ante semejante aparato!!!De todas formas creo que lo tuyo se debe más a tu ser etéreo que a una cuestión de género. Al fin y al cabo, ¿cuántos grifos has arreglado? (y si lo has hecho no creo que te haya hecho mucha más gracia que lo de la lavadora).
ResponderEliminarYo tuve una experiencia en una clase de bachillerato que me dejó helada. Era una clase de mayoría masculina y estaban hablando del tratamiento que se hace de la mujer en la publicidad. Nadie parecía ver nada raro, anormal o innecesario en poner una tipa despampanante para vender el producto "x". Y lo peor de todo, cuando la pregunta se dirigía hacia las pocas chicas de clase (ahí yo pensé "chicos os vais a cagar, ahora os van a poner en vuestro sitio"), estas se quedaron en blanco, como si aquello no fuera con ellas.
La verdad es que no alcanzo a comprender tanta pasividad, sobre todo en ellas, ni que nunca se hayan planteado esto. Como sucede con otras cosas, me da miedo que volvamos hacia atrás después de todo lo conseguido. Quizás sea que en mi familia las mujeres hemos tenido siempre muy claro el tema de la igualdad (más en la teoría que en la práctica, claro), pero no lo comprendo.
En todo caso, ahora en mi casa, que es donde hay que demostrar si tenemos las cosas claras, creo que el reparto es equitativo. Eso en lo tangible, en lo racional, en lo que sabemos y queremos que sea así, en lo inmediato...... Pero chicas, el mundo laboral está por conquistar. No sé qué demonios tenemos en lo más profundo de nuestra concienca colectiva, que nosotras seguimos conformándonos con trabajos mal pagados, en condiciones cuestionables, etc., mientras ellos (cómo demonios no hacemos lo mismo???) no se detienen hasta ser los verdaderos "cabezas de familia".
Son generalizaciones, es cierto, pero las cifras me avalan. Todo va cambiando, pero no podemos bajar la guardia.
Ángel, te recomiendo que veas el video de "Home" en youtube (es un poco largo, dura 1 hora,33 minutos y 18 segundoos) y luego, si puedes escribas algo en tu blog.
ResponderEliminarYo creo que mis problemas con la lavadora también tienen más que ver con mi primitivismo vital que con una cuestión de género. Qué desastre!
ResponderEliminarY sobre lo otro Fabi, yo tuve la misma sensación en su día, hace ya unos años, y por eso he escrito una entrada más en el blog. Pero es normal que estés preocupada. Asusta la perspectiva.
Y sobre home, tendré que verlo...