Cuando la autenticidad de uno mismo se viste de intransigencia hacia los demás, la verdad se vuelve una luz cegadora.

lunes, 21 de diciembre de 2009

PROBLEMAS DE COPENHAGUE (III): UTILITARISMO Vs ÉTICA DEL DEBER

Sancando consecuencias en clase de la cumbre de Copenhague, dejamos abierta la siguiente cuestión: la obligación ética de seguir o no medidas reguladoras de emisión de CO2 a la atmósfera, independientemente de haber alcanzado un acuerdo o no. Este puede resultar un caso clásico de dilema moral entre éticas del deber o deontológicas y éticas finalistas, consecuencialistas.
Parece claro que la ausencia de un acuerdo conduce a los países deseosos de firmar un pacto, a dejar aparcadas sus pretensiones ecologistas. Desde un estricto principio de utilidad, la acción única de un país no resuelve el problema ecológico, y además desvía recursos económicos, mermando su competitividad en el ámbito internacional. La consecuencia de esto es que deberíamos abandonar cualquier intento ecologista por suicida y no efectivo. Poco importa la moralidad o inmoralidad de la contaminación: el hecho es que es irresoluble por nuestras propias fuerzas.
Sin embargo, desde una ética del deber, los resultados no son tan importantes. El ser humano no se comporta siempre siguiendo un marcado recuento de beneficios y pérdidas. Cuenta el principio de obligación y su racionalidad intrínseca, y por lo tanto la decisión moral se toma antes de analizar su resultado. Independientemente de si va a ser efectivo o no, queda un deber moral por cumplir -no implicarse en este suicidio colectivo que es no asumir el cambio climático-: el hecho de que otros no sigan nuestro ejemplo no significa que se nos exhima de nuestros compromisos y obligaciones. Me llamó la atención que una parte del alumnado de cuarto C estuviera de acuerdo con este último planteamiento. Será que nos veremos más implicados que otros entre los afectados por esta catástrofe. Y también habría que ver en cuánto nos queremos comprometer de esta forma tan altruista.
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Lluvia otoñal en Cáceres... por no mucho tiempo.

3 comentarios:

  1. Buena reflexión. Tal vez vaya siendo necesario mandar a algunos de nuestros dirigentes a las clases de filosofía o de ética de 4C.

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  2. Yo no tengo tantas esperanzas... La cosa cambia cuando les pides qué es lo que sacrificarían por el cambio climático. No somos capaces de separarnos de nuestro cómodo bienestar, me temo.

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  3. Por cierto, que ahora veo que tienes tres blogs... tienes que pasarte el día escribiendo!!!

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